LUCAS Capítulo 1:1 - 25

Comenzamos hoy , nuestro estudio del capítulo 1 del evangelio según San Lucas. Y como decíamos al concluir nuestro estudio anterior, en este capítulo encontramos el prefacio de Lucas a su evangelio; la concepción de Juan el Bautista y de Jesucristo; las profecías de Elisabet y de María en cuanto a Cristo; el nacimiento y la circuncisión de Juan, y la profecía de Zacarías. Históricamente, Lucas principia su Evangelio en un punto anterior al de los otros Evangelios sinópticos. El cielo ya había permanecido callado por más de 400 años cuando el ángel Gabriel le habló a Zacarías desde el altar del incienso para anunciarle el nacimiento de Juan el Bautista. 


Lucas describe no sólo el nacimiento de Juan y de Jesús, sino que también incluye las circunstancias que rodean a ambos eventos. Es en este Evangelio donde encontramos que tanto María como José poseen ciertas cualidades muy nobles. Aquí, José es descrito como un hombre humilde, confiable, no egoísta y poseedor de los más altos ideales. María, por su parte, poseía estas mismas cualidades en su carácter. Ella era obediente y no querellante, y tenía un buen conocimiento del Antiguo Testamento.

 Mucho antes de que la ciencia médica le diera importancia alguna a la herencia, Lucas le da gran énfasis, y así revela que José y María no fueron seleccionados accidentalmente por Dios. Lucas aclara también, sin lugar a dudas, que Jesús nació de una virgen. Ninguna otra conclusión puede ser inferida de las declaraciones definidas, directas y dogmáticas del ángel Gabriel a María. Mientras que el hombre no tenga un conocimiento más profundo en cuanto al origen de la vida, no puede, científicamente, refutar en forma dogmática la declaración del Dr Lucas.

 Una consideración verdaderamente científica es una investigación humilde y objetiva de los hechos. Ahora, al llegar a la segunda mitad, notaremos que hay tres cantos en este capítulo: Primero, la salutación de Elisabet a María, en los versículos 42 al 45. En segundo lugar, el Magnificat de María, en los versículos 46 al 55. Y por último, la profecía de Zacarías, en los versículos 67 al 79. Veamos ahora, el propósito de este evangelio. Leamos los primeros cuatro versículos de este capítulo 1 del evangelio según San Lucas: 

1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, 3me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, 4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. (Lucas 1:1-4)

Ahora, hay dos frases en este pasaje que son importantes y que no debemos pasar por alto. La Biblia de Jerusalén tiene las palabras “testigos oculares” para la frase “lo vieron con sus ojos”. Esta frase proviene de la palabra griega que es traducida “ojo” o “ver”. Significa “verlo uno mismo”. Y se asemeja mucho a la palabra griega “autopsia”.

 El hecho es que lo que el Dr. Lucas trata de decir aquí es: “Somos testigos oculares, quienes hemos hecho una autopsia y les estoy escribiendo en cuanto a lo que encontramos. La segunda frase de importancia en este pasaje contiene la palabra “ministros”. De ella obtuvimos nuestra palabra “interno” que se aplica para los médicos internos en un hospital, de la misma palabra griega que es traducida “ministros”. O sea, que el Dr. Lucas era el médico interno del Gran Médico .

Los primeros cuatro versículos de este capítulo uno forman un gran principio. Lucas escribió su evangelio para dar a los hombres una certeza y una seguridad en cuanto al Señor Jesucristo. Amigo oyente, ¿cuánta seguridad tiene usted? ¿Está usted seguro que es hijo de Dios por la fe en Jesucristo? ¿Esta usted seguro que la Biblia es la Palabra de Dios? Nos da lástima la persona que no tiene seguridad en cuanto a estas cosas. Usted dirá: “Pues, no estoy seguro en cuanto a mi salvación, ni en cuanto a la Biblia. ¿Será que no tengo suficiente fe?”, el no tener suficiente fe no puede ser el problema. 

Puede que su problema sea que todavía no conoce lo suficiente. Porque según Romanos, capítulo 10, versículo 17: “. . .la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Si realmente usted conoce la Palabra de Dios, la creerá. Aquellos que no conocen la Biblia son los que tienen problemas. El problema no radica en la Biblia, ni en el Señor Jesucristo; el problema, , está en nosotros mismos. Llegamos ahora al punto en que el ángel Gabriel aparece a Zacarías y le anuncia el nacimiento de Juan. Leamos el versículo 5 de este primer capítulo del evangelio de Lucas:

5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. (Lucas 1:5)

Dios se aparece repentinamente después de 400 años de silencio. El Dr. Lucas empieza cronológicamente en el Nuevo Testamento. Vuelve hacia el nacimiento de Juan el Bautista, al incidente en que el ángel Gabriel se apareció al padre de Juan mientras servía en el templo. Los padres de Juan eran Zacarías y Elisabet. Zacarías significa “Dios recuerda”, y Elisabet significa “su juramento”. Juntos, sus nombres significan: “Dios recuerda Su juramento”. 


Ahora, ¿cuándo juró Dios? El Salmo 89, versículos 34 al 37 registra el pacto de Dios: “No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad, Y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí. Como la luna será firme para siempre, Y como un testigo fiel en el cielo. Selah”. Dios juró a David que uno de sus descendientes reinaría. Cristo es aquel descendiente, y éste es el anuncio de que Él ya está en camino. “Dios recuerda Su juramento”. Dios estaba listo para aparecer en la historia humana después de pasar unos 400 años de silencio .

Ahora, fíjese que las Escrituras nos dicen que Zacarías y Elisabet eran justos. ¿Cómo podían ser justos? Pues, reconocieron que eran pecadores y así ofrecían los sacrificios necesarios. El versículo 6 de este primer capítulo del evangelio según San Lucas, dice:

 6 Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. (Lucas 1:6)

Su conducta encomendó su salvación. Cuando cometían un pecado o una falta, ofrecían el sacrificio debido. Sin embargo, había un elemento de tragedia en sus vidas porque no tenían hijo. Leamos el versículo 7 :

7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. (Lucas 1:7) 

Tenemos aquí una pareja de ancianos que no tenían hijo. Ahora, el hecho de no tener hijo realmente era una vergüenza para una mujer hebrea; y Elisabet, pues, no tenía hijo. Y en los versículos 8 al 12, vemos que Zacarías quien era de la tribu de Leví, servía en el templo. Leamos entonces, los versículos 8 al 12 de este capítulo 1 de Lucas : 

8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, 9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. 10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 12Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. (Lucas 1:8- 12) 

Zacarías estaba sirviendo en el altar de oro, el lugar de la oración. Era la hora del sacrificio de la tarde, y en esta área particular del servicio, cuando ofreció el incienso en el altar, de repente, se le apareció un ángel. Ahora, si usted viera a un ángel, ¿qué haría? Estamos seguros que su reacción sería la misma que la de este hombre. Se turbaría y le sobrecogería el temor. Ahora el versículo 13, dice :

13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. (Lucas 1:13)

Ahora, Zacarías estaba orando pidiendo un hijo. Elisabet también estaba orando para obtener un hijo. Creemos que muchísimos de sus amigos también estaban orando para que ellos tuvieran un hijo. Creemos que debemos pedir al pueblo de Dios que nos ayude en oración. Hace algún tiempo, nuestro hijo mayor estaba enfrentando algunas dificultades en su aprendizaje.

 De modo que, mi esposa y yo, pedimos que los hermanos oraran por nosotros y por nuestro hijo, para que Dios mostrara Su voluntad y cumpliera Su propósito en la vida de nuestro hijo y en la vida nuestra. Y los hermanos oraron por nosotros y damos gracias a Dios por cada una de las oraciones de tantos de nuestros hermanos y hermanas en la fe, que nos ayudaron y nos respaldaron con sus oraciones. Y alabamos el nombre de Dios por la respuesta que Dios envió a esas oraciones. Bueno, continuemos con los versículos 14 y 15 de este capítulo 1 de Lucas : 

14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; 15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. (Lucas 1:14-15) 

El hijo de Elisabet y Zacarías debía ser nazareo. Uno de los votos del nazareo era que no bebería vino ni sidra. Debía hallar su alegría en el Espíritu Santo y en Dios. Por eso mismo, el Apóstol Pablo, dice en su carta a los Efesios, capítulo 5, versículo 18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Su alegría se debe hallar en Dios y no en la botella . 

Hoy en día hay tantos bebés de la botella. No hablamos en cuanto a los bebés de cuna, sino de los que se sientan en los bares. Hay algunos cristianos hoy en día, que constantemente hay que animarles para que puedan enfrentarse a la vida. Tenemos que reconocer que el Espíritu de Dios es todopoderoso y puede darnos la fuerza para enfrentarnos a la vida. Ahora, los versículos 16 y 17 dicen :  

16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. 17E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. (Lucas 1:16-17)

Vamos a entender claramente que aunque Juan el Bautista salió con el espíritu y el poder de Elías, él no era Elías. Es necesario que entendamos esto con toda claridad. Su ministerio era hacer volver los corazones de los padres a los hijos.

 Juan debía llenar la brecha entre las generaciones. Nuestro problema hoy en día , no es tanto que haya una brecha entre los adultos y los jóvenes, sino una brecha entre Dios y los adultos. Si los adultos tuvieran una relación correcta con Dios, no habría el problema que existe el día de hoy con la juventud. Leamos ahora el versículo 18 de Lucas capítulo 1 : 

18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. (Lucas 1:18)

No podemos menos que reírnos cuando leemos un versículo así como éste. Muchas personas no encuentran mucho de humor en la Biblia, pero sí lo hay y este versículo nos da una nuestra de ello. Aquí está un hombre que ha buscado al Señor en oración, y es sacerdote. En el altar del incienso, acaba de clamar: “Oh, Dios mío, dame un hijo”. Y ahora, cuando Dios le dice mediante el ángel Gabriel: “Te voy a dar un hijo”, Zacarías le responde diciendo: “¿En qué conoceré esto?” Dice: “Mi esposa ya es vieja y yo también soy demasiado viejo, y no creo que podamos tener hijo”. Sin embargo, recién estaba orando pidiendo un hijo. 

 ¿ Ha orado usted alguna vez en esta forma? Usted le pide a Dios algo, pero realmente no cree que se lo va a dar. Esta es una de las razones por la cual no recibimos una respuesta a nuestras oraciones. Amigo oyente, no tenemos fe. Este hombre Zacarías es muy humano y no podemos menos que reírnos de él, porque nosotros también hemos pedido algo a Dios, y hemos quedado muy sorprendidos cuando Él contesta nuestra oración. Leamos ahora el versículo 19 de este primer capítulo de Lucas :

19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. (Lucas 1:19)

La Palabra de Dios tiene el sello de Dios sobre ella. La Palabra de Dios tiene autoridad. Lo que decimos nosotros , no es lo importante, pero lo que dice la Palabra de Dios, eso tiene importancia . Es Dios quien nos habla por medio de Su Palabra. Ahora el versículo 20 dice :

20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo . (Lucas 1:20)

Zacarías, quien aparentemente era conocido como una persona que hablaba mucho, ahora quedaría mudo por un período de tiempo. La incredulidad, amigo oyente, siempre es muda. Nunca tiene un mensaje. Creemos que fue la famosa escritora, Elizabet Barrett Browning, quien dijo cierta vez: “Si usted no tiene fe, quédese callado”. 

Son muchos los parlanchines que se lo pasan hablando acerca de su incredulidad. Si no tienen nada que decir, pues, concordamos en que deben quedarse callados. Dejen que el hombre que cree en Dios diga algo. Leamos ahora los versículos 21 y 22 de este capítulo 1 de San Lucas : 

21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. 22Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. Él les hablaba por señas, y permaneció mudo. (Lucas 1:21-22) 


Este pasaje también nos parece humorístico en cierta manera. Porque aquí vemos cómo Dios, después de 400 años de silencio, de nuevo se aparece a la raza humana; y el mismo hombre con quien se comunica no lo cree, y por esto lo enmudece. ¿Puede usted imaginarse a Zacarías tratando de explicarles a todos que es mudo? ¿Cómo le explicaría usted o les haría saber a sus amigos que usted había visto a un ángel y que no podía hablar debido a su propia incredulidad? No le sería fácil, ¿verdad? Piense usted en las señas, los manoteos que Zacarías debe haber empleado mientras trataba de comunicar su situación. Ahora, por otra parte, también existe la posibilidad de que Zacarías usara una pizarra o algo parecido para comunicarse. Pero, de todos modos, no deja de ser un incidente algo cómico. Leamos ahora el versículo 23: 

23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. (Lucas 1:23)

Muchos años antes, el rey David había arreglado las cosas a fin de que el sacerdote en el templo sirviera durante cierto período de tiempo, y luego tomara sus vacaciones. Un sacerdote servía y luego tenía su tiempo libre cuando otro sacerdote lo reemplazaba . Esto es lo que le sucedió a Zacarías . Tuvo que concluir su tiempo a cargo de este oficio, sin poder hablar. 

Cuando llegó el tiempo para sus vacaciones, todavía tuvo que mantener silencio; y así nos imaginamos que volvió a su hogar y escuchaba hablar a su esposa Elisabet. Ahora, los versículos 24 y 25 de Lucas capítulo 1, dicen : 

24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres. (Lucas 1:24-25)

Esta es una situación interesante : Zacarías no puede hablar. Elisabet, a causa de su condición, permanece recluida en el hogar durante varios meses; cinco meses nos dice el versículo 24. Nos imaginamos que ella le habló muchísimo a Zacarías durante todo este tiempo, y que constantemente le recordaba diciendo: “Zacarías, ¡vamos a tener un hijo!”

 Bien , nuestro tiempo se ha agotado por esta ocasión , así es que tenemos que detenernos aquí. Continuaremos nuestro estudio de este capítulo 1 del evangelio según San Lucas y consideraremos la aparición del ángel Gabriel a la virgen María y cómo le anuncia el nacimiento virginal de Jesús. Este es un aspecto que reviste especial importancia para todos nosotros, así es que esperamos contar con su compañía .

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