Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.





En este día , nos encontramos en el capítulo 32 de Isaías, y en los capítulos 32 al 35 tenemos una provisión maravillosa en la profecía. Esa es la razón por la cual continuamos diciendo que si uno simplemente abre la Biblia, y toma un versículo aquí y un versículo allá, uno puede llegar a tener cualquier clase de interpretación que quiera, pero eso no ocurre si usted toma la Biblia y la estudia sistemáticamente; y esa es la forma en la que se debe hacer. Dios no nos dio capítulo y versículo. Alguien dijo una vez: “Yo pensaba que Dios nos había dado los capítulos y los versículos”. Pero no fue así. Él no nos dio los capítulos y los versículos, y nosotros tampoco lo estamos haciendo de esa manera. Tomamos la sección completa. Este lugar donde nos encontramos ahora es un lugar que necesita tomarse todo completo. Necesitamos comernos, por así decirlo, todo el libro entero. No creo que le vaya a causar una indigestión. Y no va a tener que ir a tomar alguna píldora o algo por el estilo. Pero usted , necesita darse cuenta que la Palabra de Dios nos enseña algo que tiene mucho sentido.

En este capítulo, tenemos la llegada del Rey Libertador; la llegada de la tribulación; y la llegada del Espíritu. En los primeros 8 versículos, tenemos la persona del Rey que va a reinar en Jerusalén. Este capítulo es algo destacado entre los ayes que tenemos aquí, entre el quinto y el sexto; y como ya hemos dicho, tenemos aquí una serie de ayes. Aquí tenemos un tallo de vida para el pueblo de Dios en un lugar o situación oscura de aquel día, y encontramos que el Señor Jesucristo se vuelve a introducir aquí ante nosotros en esta ocasión, donde no puede haber un milenio, ni ninguna clase de bendición en este mundo sin Él. En el versículo primero de este capítulo 32 de Isaías, tenemos lo siguiente:

He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.

Y el rey que se menciona aquí no es ningún otro sino el Señor Jesucristo mismo, y el carácter de su reino es para justicia. El mundo nunca ha tenido un reino como ese hasta ahora. En el versículo 2, leemos:

Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.

El no es solamente un Rey, sino que es el Salvador. Él llevó en Él mismo los vientos y las tempestades del juicio del pecado por nosotros. Él es una roca para nuestra protección. Como ya se nos ha dicho allá en el capítulo 26 de este mismo libro de Isaías, Él es la roca de laeternidad, y aquí tenemos otro aspecto de su ministerio, donde Él es como la sombra que da un gran peñasco. Él es un lugar de refugio hoy. Veamos ahora el versículo 3:

No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos.

Es decir que, el pueblo de Dios recibirá un entendimiento espiritual. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Los valores espirituales verdaderos serán establecidos y hecho muy obvios, y aquello que tiene la prioridad principal tendrá esa prioridad. Los valores morales en el presente han desaparecido. Y ese es nuestro problema. En realidad, nosotros no tenemos ningún sentido del valor moral. Por años en la mayoría de los colegios se les enseña a nuestros jóvenes la teoría de la evolución, lo que hace del hombre un animal. Ya no se enseña los valores morales, por lo menos no se los enseña de la manera en que se los enseñaba en el pasado. Quizá a uno no se le considere tan inteligente o sofisticado como aquellas personas que se dedican a estafar a los demás en el presente. Así es que, uno no debería escuchar aquello que es anticuado. Amigo , lo anticuado será algo futurístico. Dios llegará a ser un Rey reinando en justicia. Y los valores morales llegarán a ocupar su debido lugar. Ahora, el versículo 5, de este capítulo 32 de Isaías, dice:

El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido.

Esto me gusta mucho. Esto es tan al día como el periódico de hoy. Hoy, los ricos en su gran mayoría son liberales. ¿Por qué? Porque ellos han obtenido lo que querían y no se les está cobrando impuestos. Así es que, el hombre de clase media es el que tiene que pagar los impuestos para los nuevos proyectos del presente, y, se puede estar seguro de una cosa, el hombre rico puede darse el lujo de ser liberal. Después de todo, en esa historia que tenemos del hombre rico y Lázaro, éste último estaba sentado en el suelo debajo de la mesa del rico, comiendo de las migajas que caían; y esto nos indica que ese hombre rico era un liberal. Liberal con las migajas, pero eso era todo.

Ahora, la persona vil y malvada se llama hoy liberal también. Pero, en aquel día, una persona ruin no será llamada más liberal, porque él ha podido ver la luz verdadera. Esa persona ruin, en “su corazón fabricará iniquidad”. El corazón es por demás inicuo. Y, en aquel día, todo se verá tal cual es en sus colores verdaderos. Ya no se podrá fingir. La máscara de hipocresía será quitada. No sólo aquellos que dicen ser creyentes, ya que los hipócritas más grandes no están dentro de la iglesia, en realidad, sino que están afuera. Ellos son aquellos que pretenden ser algo cuando no lo son.

Este pues, es el Rey que reinará en justicia. Pero antes que Él venga, le precederá una época de tribulación. Mire lo que dice aquí el versículo 9:

Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.

Ahora, ¿por qué dice eso? Por la siguiente razón. Las mujeres son más sensibles que los hombres. Y, en realidad, ellas se pueden dar cuanta del peligro antes que lo haga el hombre. Cada hombre, cada esposo, antes de enfrascarse en algún negocio, especialmente en sociedad con alguna otra persona, debería dejar que su esposa entreviste al hombre que va a ser su socio, y, si usted quiere una verdadera evaluación de la naturaleza humana, permítale a su esposa que sea ella quien se encuentre con esa persona y hable con él. Amigo , usted sabe que en el hogar uno trata de mantener su lugar como la cabeza del hogar. Pero uno llega a descubrir al pasar los años, que uno no sabe la clase de gente que son los demás. Puede que suceda en varias ocasiones que la esposa de uno le diga que se ha equivocado en cuanto a tal hombre, a tal mujer, porque, en realidad, ellos son personas maravillosas. Y otra vez le dice a uno: “Has juzgado mal a esa persona y tienes confianza en ella, y no deberías haber hecho eso. Hay algo que no anda bien.”

Y, ¿sabe una cosa, amigo oyente? En la mayoría de los casos, la esposa tiene razón. Así es que uno puede aprender que lo mejor que se puede hacer es escuchar lo que ella tiene que decir. Y especialmente en casos como estos. Ahora, Dios dice que las mujeres en aquel día serán tan insensibles que ni ellas se darán cuenta del peligro que se acerca. Eso es muy interesante, porque habrá mujeres que estarán viviendo en el placer en aquel día, y ellas no tendrán ningún sentido del juicio que se aproxima, y estarán prácticamente muertas aun cuando estarán viviendo en el placer.

Llegamos ahora a la tercera división. La promesa del Espíritu será derramada en los últimos días. Mire lo que dice este versículo 15, del capítulo 32 de Isaías:

hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.

Aquí nos encontramos en una situación donde es necesario prestar atención al desarrollo de la profecía en la Palabra de Dios. ¿Cuándo será derramado el Espíritu? En el milenio, cuando Cristo reine. Esa será la época donde tendrá lugar la más grande bendición espiritual y de volverse a Cristo, porque , Él estará reinando en persona. Esto no quiere decir que toda rodilla se doblará ante Él en esa oportunidad. Toda rodilla se doblará ante Él eventualmente, pero este es un período de prueba, y pasará. Joel menciona esto en el capítulo 2 de su libro, versículo 28, donde dice: Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Ese no es el cuadro que tenemos hoy, y el apóstol Pedro menciona esto en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, y nos aclara este mismo punto. Él no dijo que ese era el cumplimiento de la profecía. Él dijo que esto era similar a aquello, es decir que esta gente en aquel día, estaban ridiculizando a aquellos que estaban profetizando, diciendo que estaban borrachos aún en horas de la mañana. Quizá pueda ocurrir eso en alguna de las grandes
ciudades, pero no ocurría en aquel día. En la época de los Apóstoles, la gente no se emborrachaba en la mañana. Y él está diciendo en Hechos: “Esto es algo similar a lo que vendrá”.

Ahora, ¿cuándo vendrá eso, cuándo será eso? Vendrá en el milenio . Vendrá en el reino, cuando Él derrame Su Espíritu sobre toda carne. En el día de Pentecostés fue derramado sólo en unos pocos, pero esto será similar a aquello que vendrá. Y eso no fue lo que describió Joel cuando dijo que esto tendría lugar en los cielos o en la tierra. Y luego dijo también que vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. Bueno, no encontramos eso hoy. Y también dice que los ancianos iban a tener sueños. Pues, bien, hoy van a un lugar dónde se jubilan y se lo pasan descansando. Por tanto no vemos que esto sea una realidad hoy. Eso tampoco se vio en el día de Pentecostés, y no se está apreciando el día de hoy. Eso será visto en el reino que vendrá . Tenemos que poner cuidado en la forma en que observamos estas cosas, no simplemente tomando un versículo en la Escritura aquí y otro por allá y tratando de decir algo, tratando de construir un sistema de profecías. Uno debe permitir que la Palabra de Dios nos hable directamente. Así es como Dios lo quiere, línea sobre línea; renglón por renglón; mandamiento por mandamiento. Sé de algunas personas que no les gusta esto así, y, sin embargo, esa es la forma en la cual Dios nos la da. Esto es importante y, por eso, queremos señalarlo.

Llegamos ahora al capítulo 33 de Isaías, y aquí tenemos el sexto y último “ay” mencionado en esta serie. Este “ay” es pronunciado sobre aquellos que saquean al pueblo de Dios en la tierra de Israel en aquel día que vendrá, y también en el día de Isaías, y hasta el mismo final. Luego, tenemos en el capítulo 34 la batalla de Armagedón, y, luego, tenemos el reino que vendrá en el capítulo 35. Notemos ahora lo que dice el primer versículo del capítulo 33:

 ¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti.
Esta es una oración del remanente pidiendo liberación. Lo que Isaías está señalando aquí es el gran principio por el cual Dios opera desde el día en que el hombre pecó. Y ese principio es mencionado en el libro de Isaías, y en la epístola a los Gálatas, capítulos 6 y 7, y está aquí también. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. El que causó todo esto mencionado en el versículo 1, es Senaquerib. Él se levantó contra Jerusalén durante el reino de Ezequías. Creemos que esta es la conclusión a la que arriban unánimemente todas las personas y eruditos conservadores. Encontramos aquí que esto tuvo cumplimiento en aquel día. “Hay de ti, que saqueas a mi pueblo. Eso será hecho contra ti”.

Y esa es la razón por la cual nosotros como creyentes, debemos permitir que Dios sea quien tome a cargo la venganza. Dios dice: “No os venguéis vosotros mismos . . . . Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. (Rom. 12:19) “Yo pagaré”. Dejemos las cosas a Dios . Él puede hacer las cosas mucho mejor de lo que nosotros podemos hacerlo. Tenemos aquí también un cuadro de aquel día de consumación final, del anticristo y la restauración del imperio romano. Él hará que todo eso vuelva a establecerse. Él destruirá esa tierra nuevamente. Dios se encargará de él y eso tendrá lugar en la venida de Cristo. La oración que tenemos aquí es en vista de eso, y aquellas cosas que vendrán. Leamos el versículo 2, del capítulo 33:

Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación.

Esa es una oración. Luego, cuando uno lee los versículos 7 y 8, encuentra el clamor de los embajadores que fracasaron en su misión. Leamos los versículos 7 y 8, de este capítulo 33 de Isaías:

He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente. 8 Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada a los hombres.

Eso parece como que hubiéramos aprendido la lección hoy. Esto es absolutamente cierto. En un tiempo existió la Liga de las Naciones. Pero antes de la Liga de las Naciones, tuvo lugar una gran conferencia de paz en La Haya, y mientras esa reunión se estaba celebrando, Alemania comenzó la primera guerra mundial. Rompió todos los tratados existentes. Luego, al finalizar eso, tuvo lugar, o se formó la Liga de las Naciones, y se dijo entonces que se iba a lograr que el mundo fuera algo seguro para la democracia. Pero se olvidaron de hacer la democracia segura para el mundo. La Paz no llegó entonces. Sino que eso les llevó a la segunda guerra mundial. Y ahora nos estamos preparando para la tercera guerra mundial con las Naciones Unidas. Bien, nosotros hablamos acerca de la paz, pero no lo estamos haciendo de la forma en que Dios quiere que lo hagamos. Amigo , cuando llegue ese día, será demasiado tarde, pero las naciones unidas y los gobernantes del mundo entero se van a despertar y notar algo sorprendente. En el versículo 13, de este capítulo 33, tenemos la tercera división de este capítulo, donde se menciona la protección de toda la gente que considera las cosas de Dios. Leamos este versículo 13:

Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder.

Es decir, reconoced a Dios. Ese será el mensaje. Luego, en el versículo 14, dice:

Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?

Los pecadores de Sion son aquellos que están en Israel pero que no son de Israel. Son Israelitas sin Dios, de la misma manera en que hay gentiles sin Dios. Ese fuego consumidor que se menciona aquí no tiene ninguna referencia con el lago de fuego que se menciona en Apocalipsis. Tiene relación con el hecho de que nuestro Dios es fuego consumidor, y de que Él es el único Dios santo, y de que Él tiene la intención de juzgar en aquel día. La gente hoy no puede apreciar la luz que existe, como tampoco la actuación del Espíritu de Dios. Hoy existe un tremendo movimiento sin Dios en todas partes, y está creciendo muy rápidamente. Y esa es la razón por la cual nosotros estamos tratando de esparcir la Palabra de Dios.

 No sabemos cuanto tiempo tendremos para continuar haciéndolo, pero lo haremos mientras podamos. Amigo , el pueblo de Dios tendría que estar preocupado en cuanto a la predicación de Su Palabra. Ahora, el hablar del juicio no es algo muy atractivo. Esta no es la mejor manera de hacer amigos y de influenciar a la gente. Nos referimos a este mensaje que se presenta aquí en el libro de Isaías. Estas no son las palabras nuestras. Son las palabras de Isaías, y el mensaje de Isaías es el mensaje de Dios. Y nosotros sentimos que es necesario que esto se haga conocer. Y haremos lo mejor que podamos. Pasando ahora al versículo 15, de este capítulo 33, leemos:

El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;

Aquí tenemos a aquel que en fe se volverá a Cristo y andará en justicia, y será salvo, porque en aquel día tan terrible, encontramos que donde existe el pecado, la gracia abunda mucho más. Llegamos ahora a la cuarta división. Tenemos aquí la alabanza a Dios por la libertad final. Leamos el versículo 24, de este capítulo 33 de Isaías:

No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad.

 Aquí tenemos un futuro glorioso. Él está hablando acerca de Jerusalén. El ojo de la fe mira más allá de las circunstancias difíciles inmediatas, hacia el futuro glorioso que vendrá aquel día cuando el Rey estará en Jerusalén. El Príncipe de paz llevará la paz al mundo. Babilonia podía jactarse del río Eufrates; Asiria podía jactarse del Tigris; y Egipto podía jactarse del Nilo. Y, en aquel día, Jerusalén, esa ciudad Mediterránea, se puede jactar del Señor como su fuente de muchas aguas. Eso es lo maravilloso de este pasaje en particular que se menciona. ¡Qué cuadro más hermoso el que tenemos aquí! Ahora, debemos decir que esta sección comienza con el versículo 20, y en el versículo 21, de este capítulo 33, se nos dice:

Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.
Jerusalén, una ciudad Mediterránea, será un gran lugar en aquel día. Será una ciudad costera durante la época del milenio.

 Ahora, en el capítulo 34, tenemos el enfrentamiento mundial final. Y esta es la guerra, o la campaña de Armagedón. Este capítulo es completamente diferente a la filosofía del mundo. Vamos a ver aquí dónde existe esa diferencia con la filosofía del mundo, la filosofía moderna. La diferencia que existe con lo que se enseña en las escuelas, con lo que creen los militares, con lo que creen los políticos, con lo que creen las naciones del mundo. Y usted , se encontrará en una minoría absoluta, si usted está de acuerdo con nosotros en nuestro próximo estudio. Recuerde eso sí, leer todo el capítulo 34 de Isaías, pues, de esta manera, estará usted preparado para este estudio que consideramos será de bendición para su vida. Así es que, le invitamos a acompañarnos. Será pues, hasta nuestro próximo estudio . Al despedirnos, dejamos con usted estas palabras de Isaías: Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. ¡Hasta pronto y que Dios le bendiga!

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