En el día de hoy , llegamos al capítulo 34 de Isaías, y aquí nos
encontramos al final de esta sección, la cual es la primera división del libro de Isaías. Esta
división trata del gobierno de Dios. Su juicio ha sido el tema principal a través de todo
esto. Esto cambiará ahora, dentro de breves instantes. Nos aproximamos ahora al final
de esta sección en particular, donde hemos estado observando seis ayes, y ha habido cierto
progreso o progresión en este asunto de la profecía. Vimos la situación local a la cual se
estaba dirigiendo el profeta Isaías. Y luego, cuando él se internó en un área un poco más
amplia al dirigir su mirada a través de los siglos, hacia una época cuando nuevamente se
presentaba el juicio.
Esas cosas que estaban sucediendo en aquel entonces, eran simplemente una figura de aquello que vendría, un período que el Señor Jesucristo había identificado como el período de la Gran Tribulación. Y, luego pasando eso, tiene lugar la llegada del rey. Hemos visto eso. Lo vimos en nuestro estudio anterior. El Rey ya viene, pero, en realidad, hoy no estamos mirando o esperando al Rey. Estamos mirando o esperando a un Salvador, estamos esperando esa bendita esperanza, la gloriosa venida de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Luego de que Él saque a Su Iglesia de aquí, el mundo pasará a través de un período de problemas y dificultades y a esto se le ha llamado el período de la Gran Tribulación; y luego, al final de eso, el Rey viene. Ya hemos visto eso. Y ahora, antes que Él venga, vemos aquello que será el final, la guerra de Armagedón.
Este capítulo, como ya hemos dicho anteriormente, es una contradicción con la filosofía de este mundo. El hombre mira hacia el futuro como si eso fuera una época cuando él habrá mejorado al mundo gracias a sus propios esfuerzos; que él va a lograr construir lo que llama utopía. Él logrará atraer el milenio, aún cuando lo llama por nombre diferente. El hombre será capaz de elevarse a sí mismo. Eso es lo que piensa hoy. Es la filosofía básica de la evolución; de paso digamos que la evolución es una filosofía y no es una ciencia de ninguna manera, porque existe una diferencia de opinión entre los científicos, en cuanto a lo que ocurrió en realidad en este mundo hace 1 millón de años.
Pero aun así, toda la filosofía es que se logrará mejorar las cosas al avanzar hacia el futuro, pero será un mejoramiento hacia adelante y hacia arriba para siempre. Día a día, en todo sentido, yo estoy logrando ser mucho mejor. Ese es el cuadro. El hombre ha incorporado eso a todo aspecto de la vida, a cualquier cosa a la cual uno observa, y no interesa lo que sea, uno puede mirar hacia el pasado y ver cómo la gente de entonces hacía las cosas, y cómo se hacen ahora en el presente, y, entonces, uno puede ver un gran progreso.
Y, ¿qué será en el futuro? Ellos tendrán la alfombra perfecta. Por supuesto que puede que lleguen perfeccionar esa alfombra persa hasta el punto en que uno se pueda sentar en ella y salir volando; y esa alfombra tiene de todo, excepto un timón. Y no sabemos a qué lugar lo llevará, pero el hombre está de camino. Él cree que nos estamos dirigiendo a algo grandioso y bueno. Lo interesante , es que la Palabra de Dios mira hacia el futuro a aquel día que vendrá. Todo está en el milenio, ese será un día mejor.
Pero eso no es la consumación de los esfuerzos del hombre. En vez de eso, es el reino que viene a través del poder y la gloria de Dios. Y antes de que el reino sea establecido, todo lo que el hombre ha construido aparte de Dios pasará por un juicio terrible. Toda la obra del hombre es contraria a Dios y debe resultar en un conflicto final. Ese conflicto final ha sido llamado, en el último libro de la Biblia, como la batalla de Armagedón.
Y el pecado del hombre será finalmente encabezado por el hombre de pecado, quien
intentará traer un reino de su propia parte, y ese reino es el período de la Gran
Tribulación. Sólo podrá terminar con la venida del Señor Jesucristo a este mundo para
establecer Su reino. Así es que, este capítulo que tenemos ante nosotros aquí mira en su
totalidad hacia el futuro. Los asirios han desaparecido. Delitzsch ha explicado esto
diciendo algo que está muy acertado, según nuestra opinión. Él dice: “Sentimos que
estamos siendo sacados del escenario de la historia y transportados al medio de las cosas
finales.
Estos capítulos son los últimos pasos por los cuales nuestro profeta se eleva hasta la altura en la cual permanece. Por último, cuando llegamos al capítulo 40, al final, después de la caída de los asirios, las tinieblas vuelven a juntarse otra vez en el horizonte”. Isaías se apartó de sus propios tiempos; el fin de todas las cosas llegó a ser más y más su propia posición. Fue la revelación del misterio de la encarnación de Dios para lo cual todo esto preparaba el camino”. Esto es lo que tenemos aquí, pues, es algo tremendo.
Llegamos ahora a la indignación que el Señor derramó sobre todas las naciones. Eso lo vemos en los primeros 4 versículos. Y, luego, veremos a Edom como el objetivo y la figura que representa a todos los enemigos de Dios. Y luego, la intención del Señor, es que el día de la venganza del Señor se acerca. Notemos lo que tenemos ahora aquí en el primer versículo de este capítulo 34 de Isaías:
Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce.
En el mismo comienzo del libro de Isaías, allá en el capítulo 1, versículo 2, Dios llamaba al cielo y la tierra para que fueran testigos de Su juicio de Su propio pueblo Israel. Ahora, en este capítulo, Dios llama sólo a las naciones de la tierra, para que sean testigos de su juicio final sobre todas las naciones, y aquí lo tenemos; leamos el versículo 2:
Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.
Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.
Notemos aquí las palabras que han sido seleccionadas para demostrar ese juicio. Dice que Jehová está airado; Indignado; que Él destruirá a las naciones y las entregará al matadero. Estas son las expresiones de más dureza que posiblemente puedan ser usadas. Y el juicio es universal, y es severo. No es solamente el tiempo de la tribulación de Jacob, sino que es el tiempo del sufrimiento de la tierra. Y nuestro Señor habló acerca de esto como una época de sufrimiento sin par en toda la historia del mundo.
Las trompetas, los sellos, y las copas que se mencionan en el libro de Apocalipsis, todos intensifican y confirman esto. Amigo , sea usted creyente o no lo sea, la tierra en la cual usted y yo estamos viviendo hoy, se está dirigiendo hacia el juicio de Dios. Ese juicio se acerca. Y Dios dijo que se acerca sobre esta tierra. En lugar de un gran día para el hombre pecador, se acerca un tiempo de juicio sobre la tierra. Usted puede mirar a su alrededor hoy y esta civilización y todo lo que usted puede ver tendrá que pasar bajo el juicio de nuestro Dios Todopoderoso. Luego, en el versículo 3, de este capítulo 34, leemos:
Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos.
Creemos que este es uno de los versículos más terribles que tenemos en las Escrituras, y quizá por la descripción que tenemos nos parezca algo repelente. No podemos imaginarnos ninguna otra cosa que sea peor a esto. Esto nos confirma lo que el Señor Jesucristo dijo, lo que el libro de Apocalipsis enseña, de que se acerca un juicio sobre esta tierra. Estamos seguros que hay muchas personas que dudan esto. Hace algunos años atrás, se acercaba un huracán a la costa occidental de los Estados Unidos. Aún hoy, uno puede observar esa zona dónde castigó la tormenta y todo lo que existía en ese lugar fue prácticamente destruido por el temporal. Aún luego de pasar varios años, no existe nada allí.
En ciertos lugares los bosques fueron completamente destruidos y quitados de esa zona. En ese lugar existía una casa, y un grupo de personas estaba viviendo en ella, y esta gente decidió quedarse en ese lugar, aún cuando se dieron cuenta que la tormenta iba a ser algo peligroso; en lugar de escapar de la zona, decidieron tener una fiesta y beber cerveza. En lugar de salir de ese lugar, se emborracharon todos, y todos ellos perecieron en la tormenta. Esa gente no creyó que esa tormenta iba a ser tan fuerte. Y hasta se burlaban de ella. Pues, bien, amigo , usted puede hacer eso en cuanto a la tierra el día de hoy, pero , la Palabra de Dios dice que el juicio se acerca para esta tierra. Y esta sección que estamos leyendo aquí enfatiza eso. Notemos ahora, lo que dice el versículo 4, de este capítulo 34 de Isaías:
Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
Cuando usted ve que esta hoja se cae del árbol, usted puede tomar un poco de cemento y volverla a pegar, pero eso no va a dar ningún resultado. No va a permanecer allí, no va a vivir otra vez. El juicio se acerca. Usted no puede evitar que llegue, y no hay nada en este mundo que usted pueda hacer; solamente una cosa. Asegúrese de llegar al lugar de refugio, asegúrese de eso; de esta forma, entonces podrá escapar de la tormenta. Asegúrese, amigo , que usted va a escuchar lo que Dios tiene que decir, y recuerde que el Señor Jesucristo es un refugio cuando viene la tormenta, y esa tormenta se acerca sobre este mundo. Ese es el cuadro que tenemos aquí ante nosotros. Ahora, en el versículo 5, él comienza hablando en sentido figurado. Allí dice:
Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
Aquí se habla de la espada de Dios en el cielo. Eso es importante de notar en esta parte. Cuando usted y yo tomamos la espada aquí, es por motivo de venganza, o por otra clase de motivo. Pero cuando Dios la toma , es para traer justicia sobre esta tierra. La espada de Dios en el cielo está lista para caer. Él lo dice, y aquí se menciona a Edom, y Edom es Esaú, y Esaú representa la carne. Representa a toda la humanidad que está en Adán, está en rebelión contra Dios y contra el pueblo de Dios. Dios dijo: “A Esaú he aborrecido”.
Dios juzgará a Edom, porque esa gente está contra Dios, y contra el pueblo de Dios, y contra la Biblia, y contra lo bueno, y contra todo aquello que es correcto. Dios dice que Él va a juzgar. Quizá a usted no le agrade esto , pero usted tendrá que discutir eso con el Señor. No es necesario que lo haga con nosotros porque esto es lo que Él dice en Su Palabra. Ahora, la intención del Señor se presenta comenzando con el versículo 8, de este capítulo 34 de Isaías, donde leemos:
Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion.
Este es el Día de la venganza de Jehová. Veremos esto nuevamente en el capítulo 63 de Isaías. Y uno no puede hacer nada para detener esto. Es tan imposible de detener como si usted quisiera detener a un tren con su propia mano. Eso es algo imposible. Se acerca sobre este mundo , porque Dios dice que las cosas tienen que ser corregidas; Él tiene que detener el mal y al hombre que se rebela aquí en esta tierra.
Hay una gran cantidad de gente en esta tierra que no quiere inclinarse ante Dios de ninguna manera. Éste es el universo de Dios. No sabemos dónde podrán irse. Él tiene sólo un lugar para esta gente que se llama infierno. Ahora, usted puede pensar en esto como le plazca , pero es un lugar mucho peor que si fuera nada más que algo hecho de fuego. Ese es el cuadro que tenemos aquí. Ahora, no vamos a entrar en detalles; usted puede leer esto por sí mismo. La Palabra de Dios es infalible, y Su palabra, no pasará. El Señor Jesucristo dice que todo esto va a ser cumplido.
Y llegamos ahora al capítulo 35 de Isaías, y damos gracias a Dios porque la batalla de Armagedón no va a ser el fin de todas las cosas. Llegamos ahora a las bendiciones del milenio, y este es un cuadro del reino. Tenemos aquí una expresión poética. Una joya. Hay un cierto sentido de justicia poética en este capítulo con el cual se concluye esta sección sobre el juicio. Los fuegos del juicio ya se han apagado, la espada de justicia está envainada.
La noche de los problemas de este mundo ha finalizado, y la mañana de las delicias del milenio ha llegado. Esta sección finaliza en el tema de la paz sobre la tierra, en abundancia y en prosperidad. El método de Dios ha sido el de pasar a través del sufrimiento a la paz. A través de la noche, a la mañana. A través del juicio, a la salvación. A través de las lágrimas, al gozo de la mañana. La calma de este capítulo es un contraste con las tormentas del juicio de los últimos capítulos que acabamos de observar. De esos capítulos que lo precedían, podemos decir como dice el escritor del Cantar de los Cantares: ha pasado el invierno y las flores aparecen sobre la tierra.
Tenemos ante nosotros ahora tres secciones. En los primeros dos versículos, la tierra material será restaurada y la maldición del pecado será quitada del cuerpo de esta tierra. En los versículos 3 al 9, el cuerpo del hombre será renovado. Esta es el alma de la tierra, la humanidad. Luego, en el versículo 10, tenemos que los miembros de la familia de Dios regresarán a Sion, y aquí tenemos el espíritu de la tierra. Veamos esto, leamos el primer versículo de este capítulo 35 de Isaías:
Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Los desiertos de este mundo en la actualidad no están disminuyendo en su tamaño. Lo que en realidad sucede es que se hacen cada vez más grandes. Las sequías y la erosión de este suelo están apresurando el proceso hoy. Y la contaminación ambiental está llenando esta tierra. Todo eso cambiará completamente en el milenio. Toda la contaminación ambiental será quitada; también será quitada la maldición del pecado; y tendremos entonces, esta maravillosa declaración de este primer versículo donde dice:
Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Ese es el cuadro del futuro de esta tierra. Luego, leemos en el versículo 2:
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
El Apóstol Pablo nos dice allá en su epístola a los Romanos que toda la creación gime a una y a una está con dolores de parto hasta ahora. En el milenio, la creación toda se regocijará. En el versículo 3, vemos que también el hombre será renovado, porque la creación está esperando que nosotros recibamos cuerpos nuevos. En los versículos 3 y 4, de este capítulo 35 de Isaías leemos:
Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. 4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
En medio de las tormentas de juicio, el pueblo de Dios puede regocijarse porque ellos saben que Dios vendrá y los salvará. La iglesia tiene además el gozo de nunca experimentar ese período de la Gran Tribulación. Luego se nos dice en los versículos 5 y 6:
Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.
Las enfermedades y el sufrimiento, y toda la aflicción, es un resultado del pecado del hombre. Todo eso , será quitado en el milenio. Ahora, en el versículo 7, de este capítulo 35 de Isaías, leemos:
El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.
¡Qué cuadro más hermoso el que tenemos aquí ! Y luego, en el último versículo de este capítulo 35 de Isaías, el versículo 10, leemos:
Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
¿Puede usted , pensar en algo mejor que eso? Y así finaliza esta sección en la cual nos encontramos. Usted puede repetir lo siguiente: “Apresura, Oh Salvador, la hora de Tu regreso. No te demores, para que los que vivimos no abandonemos la esperanza. No te demores, para que la tierra no padezca como el infierno, y para que Tu iglesia no se derrumbe al polvo. Oh, apresura ese gran día de resurrección cuando los sepulcros que reciben lo que se corrompe y retienen nada más que el polvo, podrá regresar a las gloriosas estrellas y los soles. Ese clamor desolado, ven, toda la creación dice: Ven, ven, Señor Jesús. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios”. Y , deseamos finalizar con esta expresión. Dios mediante, en nuestro próximo estudio, vamos a continuar en el capítulo 36 de Isaías, que trata de la gran sección histórica del libro de Isaías. Le invitamos a que nos acompañe. Mientras tanto, le aconsejamos, como lo hacemos con frecuencia, que usted lea el capítulo 36 de Isaías y se familiarice con su contenido . Dios Le Bendiga¡¡
Esas cosas que estaban sucediendo en aquel entonces, eran simplemente una figura de aquello que vendría, un período que el Señor Jesucristo había identificado como el período de la Gran Tribulación. Y, luego pasando eso, tiene lugar la llegada del rey. Hemos visto eso. Lo vimos en nuestro estudio anterior. El Rey ya viene, pero, en realidad, hoy no estamos mirando o esperando al Rey. Estamos mirando o esperando a un Salvador, estamos esperando esa bendita esperanza, la gloriosa venida de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Luego de que Él saque a Su Iglesia de aquí, el mundo pasará a través de un período de problemas y dificultades y a esto se le ha llamado el período de la Gran Tribulación; y luego, al final de eso, el Rey viene. Ya hemos visto eso. Y ahora, antes que Él venga, vemos aquello que será el final, la guerra de Armagedón.
Este capítulo, como ya hemos dicho anteriormente, es una contradicción con la filosofía de este mundo. El hombre mira hacia el futuro como si eso fuera una época cuando él habrá mejorado al mundo gracias a sus propios esfuerzos; que él va a lograr construir lo que llama utopía. Él logrará atraer el milenio, aún cuando lo llama por nombre diferente. El hombre será capaz de elevarse a sí mismo. Eso es lo que piensa hoy. Es la filosofía básica de la evolución; de paso digamos que la evolución es una filosofía y no es una ciencia de ninguna manera, porque existe una diferencia de opinión entre los científicos, en cuanto a lo que ocurrió en realidad en este mundo hace 1 millón de años.
Pero aun así, toda la filosofía es que se logrará mejorar las cosas al avanzar hacia el futuro, pero será un mejoramiento hacia adelante y hacia arriba para siempre. Día a día, en todo sentido, yo estoy logrando ser mucho mejor. Ese es el cuadro. El hombre ha incorporado eso a todo aspecto de la vida, a cualquier cosa a la cual uno observa, y no interesa lo que sea, uno puede mirar hacia el pasado y ver cómo la gente de entonces hacía las cosas, y cómo se hacen ahora en el presente, y, entonces, uno puede ver un gran progreso.
Y, ¿qué será en el futuro? Ellos tendrán la alfombra perfecta. Por supuesto que puede que lleguen perfeccionar esa alfombra persa hasta el punto en que uno se pueda sentar en ella y salir volando; y esa alfombra tiene de todo, excepto un timón. Y no sabemos a qué lugar lo llevará, pero el hombre está de camino. Él cree que nos estamos dirigiendo a algo grandioso y bueno. Lo interesante , es que la Palabra de Dios mira hacia el futuro a aquel día que vendrá. Todo está en el milenio, ese será un día mejor.
Pero eso no es la consumación de los esfuerzos del hombre. En vez de eso, es el reino que viene a través del poder y la gloria de Dios. Y antes de que el reino sea establecido, todo lo que el hombre ha construido aparte de Dios pasará por un juicio terrible. Toda la obra del hombre es contraria a Dios y debe resultar en un conflicto final. Ese conflicto final ha sido llamado, en el último libro de la Biblia, como la batalla de Armagedón.
Estos capítulos son los últimos pasos por los cuales nuestro profeta se eleva hasta la altura en la cual permanece. Por último, cuando llegamos al capítulo 40, al final, después de la caída de los asirios, las tinieblas vuelven a juntarse otra vez en el horizonte”. Isaías se apartó de sus propios tiempos; el fin de todas las cosas llegó a ser más y más su propia posición. Fue la revelación del misterio de la encarnación de Dios para lo cual todo esto preparaba el camino”. Esto es lo que tenemos aquí, pues, es algo tremendo.
Llegamos ahora a la indignación que el Señor derramó sobre todas las naciones. Eso lo vemos en los primeros 4 versículos. Y, luego, veremos a Edom como el objetivo y la figura que representa a todos los enemigos de Dios. Y luego, la intención del Señor, es que el día de la venganza del Señor se acerca. Notemos lo que tenemos ahora aquí en el primer versículo de este capítulo 34 de Isaías:
Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce.
En el mismo comienzo del libro de Isaías, allá en el capítulo 1, versículo 2, Dios llamaba al cielo y la tierra para que fueran testigos de Su juicio de Su propio pueblo Israel. Ahora, en este capítulo, Dios llama sólo a las naciones de la tierra, para que sean testigos de su juicio final sobre todas las naciones, y aquí lo tenemos; leamos el versículo 2:
Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.
Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.
Notemos aquí las palabras que han sido seleccionadas para demostrar ese juicio. Dice que Jehová está airado; Indignado; que Él destruirá a las naciones y las entregará al matadero. Estas son las expresiones de más dureza que posiblemente puedan ser usadas. Y el juicio es universal, y es severo. No es solamente el tiempo de la tribulación de Jacob, sino que es el tiempo del sufrimiento de la tierra. Y nuestro Señor habló acerca de esto como una época de sufrimiento sin par en toda la historia del mundo.
Las trompetas, los sellos, y las copas que se mencionan en el libro de Apocalipsis, todos intensifican y confirman esto. Amigo , sea usted creyente o no lo sea, la tierra en la cual usted y yo estamos viviendo hoy, se está dirigiendo hacia el juicio de Dios. Ese juicio se acerca. Y Dios dijo que se acerca sobre esta tierra. En lugar de un gran día para el hombre pecador, se acerca un tiempo de juicio sobre la tierra. Usted puede mirar a su alrededor hoy y esta civilización y todo lo que usted puede ver tendrá que pasar bajo el juicio de nuestro Dios Todopoderoso. Luego, en el versículo 3, de este capítulo 34, leemos:
Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos.
Creemos que este es uno de los versículos más terribles que tenemos en las Escrituras, y quizá por la descripción que tenemos nos parezca algo repelente. No podemos imaginarnos ninguna otra cosa que sea peor a esto. Esto nos confirma lo que el Señor Jesucristo dijo, lo que el libro de Apocalipsis enseña, de que se acerca un juicio sobre esta tierra. Estamos seguros que hay muchas personas que dudan esto. Hace algunos años atrás, se acercaba un huracán a la costa occidental de los Estados Unidos. Aún hoy, uno puede observar esa zona dónde castigó la tormenta y todo lo que existía en ese lugar fue prácticamente destruido por el temporal. Aún luego de pasar varios años, no existe nada allí.
En ciertos lugares los bosques fueron completamente destruidos y quitados de esa zona. En ese lugar existía una casa, y un grupo de personas estaba viviendo en ella, y esta gente decidió quedarse en ese lugar, aún cuando se dieron cuenta que la tormenta iba a ser algo peligroso; en lugar de escapar de la zona, decidieron tener una fiesta y beber cerveza. En lugar de salir de ese lugar, se emborracharon todos, y todos ellos perecieron en la tormenta. Esa gente no creyó que esa tormenta iba a ser tan fuerte. Y hasta se burlaban de ella. Pues, bien, amigo , usted puede hacer eso en cuanto a la tierra el día de hoy, pero , la Palabra de Dios dice que el juicio se acerca para esta tierra. Y esta sección que estamos leyendo aquí enfatiza eso. Notemos ahora, lo que dice el versículo 4, de este capítulo 34 de Isaías:
Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
Cuando usted ve que esta hoja se cae del árbol, usted puede tomar un poco de cemento y volverla a pegar, pero eso no va a dar ningún resultado. No va a permanecer allí, no va a vivir otra vez. El juicio se acerca. Usted no puede evitar que llegue, y no hay nada en este mundo que usted pueda hacer; solamente una cosa. Asegúrese de llegar al lugar de refugio, asegúrese de eso; de esta forma, entonces podrá escapar de la tormenta. Asegúrese, amigo , que usted va a escuchar lo que Dios tiene que decir, y recuerde que el Señor Jesucristo es un refugio cuando viene la tormenta, y esa tormenta se acerca sobre este mundo. Ese es el cuadro que tenemos aquí ante nosotros. Ahora, en el versículo 5, él comienza hablando en sentido figurado. Allí dice:
Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
Aquí se habla de la espada de Dios en el cielo. Eso es importante de notar en esta parte. Cuando usted y yo tomamos la espada aquí, es por motivo de venganza, o por otra clase de motivo. Pero cuando Dios la toma , es para traer justicia sobre esta tierra. La espada de Dios en el cielo está lista para caer. Él lo dice, y aquí se menciona a Edom, y Edom es Esaú, y Esaú representa la carne. Representa a toda la humanidad que está en Adán, está en rebelión contra Dios y contra el pueblo de Dios. Dios dijo: “A Esaú he aborrecido”.
Dios juzgará a Edom, porque esa gente está contra Dios, y contra el pueblo de Dios, y contra la Biblia, y contra lo bueno, y contra todo aquello que es correcto. Dios dice que Él va a juzgar. Quizá a usted no le agrade esto , pero usted tendrá que discutir eso con el Señor. No es necesario que lo haga con nosotros porque esto es lo que Él dice en Su Palabra. Ahora, la intención del Señor se presenta comenzando con el versículo 8, de este capítulo 34 de Isaías, donde leemos:
Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion.
Este es el Día de la venganza de Jehová. Veremos esto nuevamente en el capítulo 63 de Isaías. Y uno no puede hacer nada para detener esto. Es tan imposible de detener como si usted quisiera detener a un tren con su propia mano. Eso es algo imposible. Se acerca sobre este mundo , porque Dios dice que las cosas tienen que ser corregidas; Él tiene que detener el mal y al hombre que se rebela aquí en esta tierra.
Hay una gran cantidad de gente en esta tierra que no quiere inclinarse ante Dios de ninguna manera. Éste es el universo de Dios. No sabemos dónde podrán irse. Él tiene sólo un lugar para esta gente que se llama infierno. Ahora, usted puede pensar en esto como le plazca , pero es un lugar mucho peor que si fuera nada más que algo hecho de fuego. Ese es el cuadro que tenemos aquí. Ahora, no vamos a entrar en detalles; usted puede leer esto por sí mismo. La Palabra de Dios es infalible, y Su palabra, no pasará. El Señor Jesucristo dice que todo esto va a ser cumplido.
Y llegamos ahora al capítulo 35 de Isaías, y damos gracias a Dios porque la batalla de Armagedón no va a ser el fin de todas las cosas. Llegamos ahora a las bendiciones del milenio, y este es un cuadro del reino. Tenemos aquí una expresión poética. Una joya. Hay un cierto sentido de justicia poética en este capítulo con el cual se concluye esta sección sobre el juicio. Los fuegos del juicio ya se han apagado, la espada de justicia está envainada.
La noche de los problemas de este mundo ha finalizado, y la mañana de las delicias del milenio ha llegado. Esta sección finaliza en el tema de la paz sobre la tierra, en abundancia y en prosperidad. El método de Dios ha sido el de pasar a través del sufrimiento a la paz. A través de la noche, a la mañana. A través del juicio, a la salvación. A través de las lágrimas, al gozo de la mañana. La calma de este capítulo es un contraste con las tormentas del juicio de los últimos capítulos que acabamos de observar. De esos capítulos que lo precedían, podemos decir como dice el escritor del Cantar de los Cantares: ha pasado el invierno y las flores aparecen sobre la tierra.
Tenemos ante nosotros ahora tres secciones. En los primeros dos versículos, la tierra material será restaurada y la maldición del pecado será quitada del cuerpo de esta tierra. En los versículos 3 al 9, el cuerpo del hombre será renovado. Esta es el alma de la tierra, la humanidad. Luego, en el versículo 10, tenemos que los miembros de la familia de Dios regresarán a Sion, y aquí tenemos el espíritu de la tierra. Veamos esto, leamos el primer versículo de este capítulo 35 de Isaías:
Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Los desiertos de este mundo en la actualidad no están disminuyendo en su tamaño. Lo que en realidad sucede es que se hacen cada vez más grandes. Las sequías y la erosión de este suelo están apresurando el proceso hoy. Y la contaminación ambiental está llenando esta tierra. Todo eso cambiará completamente en el milenio. Toda la contaminación ambiental será quitada; también será quitada la maldición del pecado; y tendremos entonces, esta maravillosa declaración de este primer versículo donde dice:
Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Ese es el cuadro del futuro de esta tierra. Luego, leemos en el versículo 2:
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
El Apóstol Pablo nos dice allá en su epístola a los Romanos que toda la creación gime a una y a una está con dolores de parto hasta ahora. En el milenio, la creación toda se regocijará. En el versículo 3, vemos que también el hombre será renovado, porque la creación está esperando que nosotros recibamos cuerpos nuevos. En los versículos 3 y 4, de este capítulo 35 de Isaías leemos:
Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. 4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
En medio de las tormentas de juicio, el pueblo de Dios puede regocijarse porque ellos saben que Dios vendrá y los salvará. La iglesia tiene además el gozo de nunca experimentar ese período de la Gran Tribulación. Luego se nos dice en los versículos 5 y 6:
Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.
Las enfermedades y el sufrimiento, y toda la aflicción, es un resultado del pecado del hombre. Todo eso , será quitado en el milenio. Ahora, en el versículo 7, de este capítulo 35 de Isaías, leemos:
El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.
¡Qué cuadro más hermoso el que tenemos aquí ! Y luego, en el último versículo de este capítulo 35 de Isaías, el versículo 10, leemos:
Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
¿Puede usted , pensar en algo mejor que eso? Y así finaliza esta sección en la cual nos encontramos. Usted puede repetir lo siguiente: “Apresura, Oh Salvador, la hora de Tu regreso. No te demores, para que los que vivimos no abandonemos la esperanza. No te demores, para que la tierra no padezca como el infierno, y para que Tu iglesia no se derrumbe al polvo. Oh, apresura ese gran día de resurrección cuando los sepulcros que reciben lo que se corrompe y retienen nada más que el polvo, podrá regresar a las gloriosas estrellas y los soles. Ese clamor desolado, ven, toda la creación dice: Ven, ven, Señor Jesús. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios”. Y , deseamos finalizar con esta expresión. Dios mediante, en nuestro próximo estudio, vamos a continuar en el capítulo 36 de Isaías, que trata de la gran sección histórica del libro de Isaías. Le invitamos a que nos acompañe. Mientras tanto, le aconsejamos, como lo hacemos con frecuencia, que usted lea el capítulo 36 de Isaías y se familiarice con su contenido . Dios Le Bendiga¡¡
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