Parábola De La Viña

En este día , regresamos al capítulo 5 del Libro de Isaías. Vimos en nuestro estudio anterior que lo que tenemos ante nosotros hay veces que se llama la “parábola de la viña de Jehová”. Nos gusta pensar que este pasaje aquí es el cántico de la viña de Jehová. Se nos ha dicho que en el original esto es algo muy hermoso.
Pero lo que se nos dice aquí muy notablemente es que Israel, es decir, las doce tribus, es mencionada aquí aun cuando Dios le está hablando a Judá en particular. Y Él dice que ha hecho todo lo posible por esta viña. Para comenzar, Él plantó esa viña en un lugar muy fértil. Fertilizó ese lugar, preparó muy bien ese lugar con irrigación, y quitó todas las matas y abrojos que había en el lugar. Él hizo todo lo posible para que esta viña fuera una viña fuerte, pero lo único que llegó a producir fueron uvas silvestres, y no fueron muchas de ellas tampoco. Así es que, Dios nos dice ahora: “Yo quiero que el mundo comprenda, quiero que mi pueblo comprenda que los estoy juzgando, y que Soy justo y que los estoy juzgando con justicia”. Y eso es lo que Dios hace.

Dijimos en nuestro último estudio que todo lo que usted y yo tenemos que hacer es observar nuestras propias vidas. Cuando hacemos esto, vamos a reconocer que cualquier cosa que nos llegue, es porque Dios es justo y hay justicia en Él. Si usted no opina así, quizá llegue a sentir como a veces he sentido yo, que Él no me trataba correctamente, que era injusto, y me compadecía de mí mismo. Podríamos decir que hasta llegué a desarrollar un complejo, que sufría de persecución, una paranoia espiritual. Pero, he avanzado un poco en la vida, amigo , y ahora puedo mirar hacia atrás a aquellos días que eran tan oscuros y me doy cuenta que Dios permitió eso, porque Él estaba logrando un propósito en mi vida. Y en el día de hoy le doy las alabanzas por eso.

Ahora, permítanos ilustrar esto. El autor de estos estudios bíblicos , contaba que era un muchacho muy pobre cuando fue a la universidad. Él no tenía ningún dinero y en realidad, tenía que mantener a su propia madre, y hablando honradamente tenía que trabajar muy duro en un trabajo que tenía después de sus clases. Todo lo que podía hacer era salir dos o tres horas durante el mediodía y practicar balompié; pero no podía llegar a formar parte del equipo porque tenía que trabajar, y tenía que hacerlo todas las noches. Prosiguió él, diciendo que trabajaba en un periódico y a veces tenía que estar sentado esperando que la edición saliera, y después de estar ocupado por un período de dos o tres horas, tenía tiempo para sentarse y descansar, y lo que hacía era compadecerse de sí mismo y pensaba cuán terrible era todo eso.

Sin embargo, decía él, cuando podía mirar a esos días, afirmaba saber que Dios había preparado eso, especialmente para él, porque había llegado a conocerse bastante a sí mismo y sabía lo que les había ocurrido a otros amigos que tenían suficiente dinero. Por ejemplo, – decía él – que había un muchacho que venía de una familia muy adinerada, él llegó a jugar en el equipo de balompié, y él y el autor de éstos estudios bíblicos llegaron a ser muy buenos amigos. Y él decía que envidiaba a ese muchacho y se preguntaba por qué no podía haber sido él quien hubiera salido tan beneficiado como ese amigo. Ahora, ese joven llegó al ministerio, sin embargo después de algún tiempo, ese joven llegó a ser un vendedor de seguros, borracho. Su esposa le había abandonado. Y hablando honradamente, si usted piensa que yo he sido mejor que ese joven, – decía el autor de los estudios  – usted está completamente equivocado. Él tenía un carácter mucho más fuerte que el mío. Si yo hubiera tenido la oportunidad de hacerlo, – decía él – quizá hubiera seguido ese mismo camino. Estaba seguro que lo hubiera hecho. Pero le di gracias a Dios que Él hizo las cosas difíciles para mí, y Él tuvo que hacerlo, y lo hizo con un propósito, y por esa razón, he alabado el nombre de mi Dios. Es mi opinión, que muchos de nosotros, al mirar hacia los años que han pasado hemos sentido cierta pesadumbre. Dios ha permitido muchas cosas en nuestras vidas que no han sido muy lindas; pero Él ha permitido todo eso con un propósito”. Hasta aquí, las palabras del autor de éstos estudios bíblicos.

Bueno, ahora en nuestro estudio vamos a ver que Dios va a ser muy específico, como vimos anteriormente. Él pronunció seis ayes contra esta gente, y en el versículo 8 tuvimos el primer ¡ay! Estamos repitiendo esto. El primer ¡ay! era de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo para que ellos fueran ubicados allí solos en el centro de la tierra. Esta gente en aquel día eran agricultores. Y aquí tenemos a un hombre construyendo graneros y preparando grandes extensiones de tierra. Estaban preparando grandes corporaciones, ¿por qué? ¿porque era lo mejor para la gente? No, amigo . Ellos estaban aprovechándose de la gente de pocos recursos, del pequeño negociante, para así poder acumular más dinero, sin ni siquiera pensar en tratar de ayudar a alguna otra persona, aparte del acumular dinero para sí mismos. Ese es el pecado de la codicia, de la avaricia, y esto es idolatría. Cualquier cosa a la que usted se dedica completamente, eso llega a ser su religión, y gran cantidad de personas que en el día de hoy están adorando ante el altar, lo están haciendo ante el altar de la codicia .
La codicia es un dios terrible. Se parece a una moneda o a un billete, solamente que esa gente quiere que sus billetes cada vez sean de más valor. Ese es el cuadro del pecado de la codicia, eso provocó la caída de Israel, esa fue la razón por la cual Dios los juzgó. Y luego esta gente comenzó a sacar de la tierra toda la riqueza que había en ese terreno. En realidad, eso es lo que los hombres están haciendo hoy. Estamos viviendo en un mundo que en realidad se está quedando sin energía, y el hombre está buscando por todas partes de este mundo por más petróleo y toda clase de energía para poder usarla. ¿Por qué? Porque estamos agotando todas las provisiones de la tierra. Y ese es un juicio de Dios.

En nuestro estudio anterior, dejamos en el segundo ¡ay! y eso lo encontramos en los versículos 11 y 12 , de este capítulo 5 de Isaías, donde leemos:

¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! 12 Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos.

Este es el pecado de la embriaguez y del placer a escala nacional. Hemos notado que los medios de información hoy, no dan a conocer como lo hacían antes, la cantidad de personas alcohólicas que había en cada país. Uno puede ver una gran cantidad de estas personas al comienzo del año. Esa es la época cuando se nota más. También las puede ver durmiendo a la intemperie en las calles de nuestras ciudades. Pero también las encuentra en las grandes y elegantes reuniones sociales. Uno de los informes indicaba que había más de diez millones de personas. Eso es probablemente el número de alcohólicos que existe sólo en los Estados Unidos.
La prensa informa cuántos impuestos paga la industria licorera, sin embargo, la industria licorera dice que todos esos impuestos están siendo utilizados para cuidar a los alcohólicos, y para mantener los destacamentos policiales necesarios para atender los accidentes que son causados precisamente por conductores borrachos. Por supuesto, no hay nadie que pueda pagar por las vidas de las víctimas que son consecuencia de estos accidentes. Y nadie puede llegar a comprender cuántas decisiones llegan a realizarse en los gobiernos hoy, por personas que acaban de regresar de un coctel. Esas son cosas que llegan a rebajar la moralidad de una nación, y esas son las cosas que llegan a destruir a las naciones. Es como un cáncer que llega a consumir las entrañas de la nación. Y ahora, Dios tiernamente dice lo que va a suceder, aquí en el versículo 13, vea usted:

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.

Nosotros pensamos hoy que es algo sofisticado y que eso es lo que uno debe hacer: beber hasta emborracharse. En cierta ocasión, se publicó una entrevista con un hombre que era director de una clínica que se dedicaba a tratar a personas adictas a las drogas. Y una de las preguntas que se le hizo fue la siguiente: ¿Qué es lo que pueden hacer los padres para prevenir, para evitar, que sus hijos lleguen a utilizar drogas? Ahora, vea amigo usted , esta es la respuesta que dio este hombre, que según entendemos no es una persona creyente. Él dijo: “Es de suma importancia que en el hogar se tenga una actitud de no utilizar drogas ni alcohol, como el medio de resolver los problemas de la vida. Y esto no quiere decir que el beber socialmente de vez en cuando sea tabú, es decir, esté prohibido. Por supuesto que no vamos a quitarles eso a ellos. Pero, – continuaba ese hombre – los jóvenes imitan a los mayores y eso es algo de suma importancia en este período de la vida. Los jóvenes que crecen en una atmósfera donde se abusa de las drogas, llegarán a estar entre aquellos que en la primera oportunidad, cuando se tengan que enfrentar con sus propios problemas, buscarán refugio en la marihuana, la cocaína, o en cualquiera de tantas drogas que hay hoy”.

Permítanos decirle, amigo , padre y madre que nos lee: si usted está bebiendo cocteles, y eso es algo que podemos apreciar en muchos restaurantes al viajar, si usted está bebiendo cocteles, no se sorprenda entonces si su hijo o su hija llega a ser un drogadicto. Ellos probablemente se dirigirán en esa dirección. Después de todo, preguntan: ¿por qué bebe usted? ¿Por qué no beber simplemente un refresco o una limonada, o quizá una taza de café? Amigo , el problema que existe hoy de las drogas entre los jóvenes, no tiene su principio en ellos mismos. Ha estado en el hogar, entre los padres que han estado bebiendo entre ellos para tratar de animarse a enfrentar la vida. Eso es lo que destruye el hogar. Eso es lo que destruye a la nación.
Hemos citado esto, porque deseamos destacar que no somos nosotros solamente quienes estamos diciendo esto, y tratamos de encontrar faltas con la gente. Lo que estamos diciendo es que esa es la condición de muchos pueblos en el día de hoy, y eso es lo que puede destruir a una nación. Ahora, en el versículo 14, de este capítulo 5 de Isaías, leemos:

Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba.

Deseamos destacar aquí una palabra que muchas veces es traducida como infierno. Acabamos de leer: Por eso ensanchó su interior el Seol. Esa es una palabra similar al término “bautismo”, que nunca tendría que haberse traducido en el Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento se encuentra el Seol y en el Nuevo Testamento la palabra utilizada es Hades. Y esto no indica exactamente lo que nosotros pensamos que significa en el día de hoy. En realidad, los perdidos van a terminar en el lago de fuego, así es llamado en el Libro de Apocalipsis. Ahora es llamado infierno. Pero es necesario que encontremos algún antecedente para esta palabra. Esta palabra viene de la raíz hebrea “seol” que significa preguntar, o demandar. Usted la puede encontrar allá en Proverbios, capítulo 30, versículo 16, donde dice que hay varias cosas que claman y que nunca dicen: ¡Basta! Y el Seol es una de ellas. Nunca queda satisfecho.

Usted está muerto, o en el sepulcro, y de paso digamos, que puede ser traducido de esa manera y puede ser algo satisfactorio. En realidad, esa es la pregunta que uno hace, especialmente cuando uno está al pie de la sepultura de algún amigo. ¿Qué es lo que se pregunta? ¿Dónde está él? Esa es la misma pregunta que se hacía Job. En su Libro leemos: Mas el hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre ¿y dónde estará él? (Job 14:10) La palabra hebrea “vyoh” suena como un suspiro. Y, ¿dónde estará él? Esa es la pregunta que todos se tendrán que hacer. Por tanto, el infierno al comienzo no tenía esa idea de cierta localidad, es decir, de estar abajo. Pasado el tiempo se reconoció que Dios estaba arriba, por tanto, eso tendría que estar abajo. El Señor Jesucristo utilizó eso en el Nuevo Testamento cuando dijo: Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida. (Mateo 11: 23) Y eso no quiere decir que será un descenso literal hasta el corazón de la tierra. Creemos que quería decir que Capernaum iba a ser derribada, y todo lo que uno tiene que hacer es observar las ruinas de ese lugar en el día de hoy.
Ahora, siempre se le ha atribuido fuertes ideas morales al término o a la indicación de dirección hacia arriba. Hacia arriba, tiene cierta connotación, cierta indicación indirecta moral. Hacia arriba, hacia Dios. Y cuando se dice hacia abajo, significa hacia el infierno. Uno no puede evitar estas cosas. Así es que aquí tenemos que esta nación será derribada. Nos recuerda que Dios había dicho que ellos iban a ser entregados a la cautividad, que ellos iban a ser llevados a la sepultura. Y la gloria de la nación desaparece en polvo, a causa de la embriaguez y el placer. El poeta norteamericano Rudyar Kipling también era un profeta cuando escribió lo siguiente: “He aquí, nuestra pompa del ayer, es igual a Nínive y Tiro”. Y llegamos ahora en nuestro estudio de Isaías capítulo 5, al tercer ¡ay! que es mencionado en el versículo 18, donde dice:

¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta,

Uno podría traducir de la siguiente manera, esto: “¡Ay de aquellos que cuya maldad es ayudada por palabras de mentira, y quienes en su orgullo e incredulidad desafían la ira de Dios”. Y este tercer ¡ay! que encontramos aquí es el tercer pecado. Este es un cuadro de una nación que se entrega a sí misma, que se abandona al pecado sin ningún rastro de vergüenza o conciencia. Y leemos aquí en el versículo 19:

 los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!

Es decir, que ellos están desafiando a Dios para que haga algo en cuanto a esto. Lo interesante de notar aquí es que no se menciona ningún castigo. Y quizá alguien puede preguntar: ¿por qué? Bueno, amigo , el silencio que se guarda aquí causa temor. El castigo es demasiado terrible para mencionarlo, y la historia de la deportación de la nación de Israel a Babilonia nos habla algo acerca de este terrible juicio de Dios, sobre esta gente que había pecado con impunidad contra Él, y que había desafiado a Dios. Dios lo juzgará.

¿Quiere usted enterarse de algo que ocurrió? En el Salmo 137, ellos están clamando ojo por ojo y diente por diente. Cuando ellos oran contra Babilonia, allí llegaba un enemigo que tomaba a sus criaturas y estrellaba a sus niños contra la peña, dándoles muerte de esa manera tan terrible. Eso, amigo, es horrible, es tan horrible que no se puede describir. Ese fue el juicio que vino sobre esta gente. Dios es un Dios de amor sí, pero cuando usted llega al lugar donde lo desafía, donde usted le da la espalda a Dios, entonces, no hay ninguna esperanza para usted. El juicio llega, y hay demasiados ejemplos en la historia que ilustran esto, a no ser que usted quiera ser alguien que cierra los ojos a la verdad. Continuando ahora nuestra lectura en Isaías, capítulo 5, vemos que hay tres ayes que se suceden rápidamente. En el versículo 20, de este capítulo 5, leemos:

Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!

Aquí se está procurando destruir las normas de Dios en cuanto a lo bueno y lo malo, sustituyendo los valores humanos que contradicen las normas morales de Dios. Y tenemos eso en el día de hoy. Hace algunos años se le hizo una entrevista a una hermosa muchacha en la televisión. Ella estaba viviendo con un hombre sin haberse casado. Y la razón que ella daba para hacer eso, es que ella era muy honrada y que no creía en la hipocresía. Sin embargo, tenemos algo que decirle a esta joven. Ella no sólo es una persona deshonesta e hipócrita, sino que ella sabe muy bien en su corazón que lo que está haciendo está mal, y que ella tendría que haberse casado, y por tanto no es una mujer muy honrada. Dios dice que ella está viviendo en adulterio. Dios llama al hombre adúltero y a ella adúltera. No interesa, amigo , lo que usted pueda pensar en cuanto a esto; eso es lo que Dios está diciendo. Ahora, el quinto ¡ay! que se menciona en este capítulo 5 de Isaías, lo encontramos en el versículo 21 donde dice:

¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!

Este es el pecado del orgullo, y como ya hemos visto en Proverbios, Dios odia, detesta el orgullo. Luego vemos en los versículos 22 y 23 lo siguiente:

¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; 23 los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!


Este es un día cuando todas las prioridades están mezcladas. Este es el día cuando el decir lo malo es bueno, y lo bueno es malo. En una representación teatral, el personaje principal decía en cierto momento de la obra: “Lo malo es malo desde el momento en que ocurre hasta la señal del juicio final. Y todos los ángeles del cielo, aunque trabajen horas extras, no pueden hacerlo cambiar, ni siquiera por el espesor de un cabello”. Amigo , lo malo permanece malo. Ahora, en la primera parte del versículo 24, leemos:

Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja,
Y creemos que lo que aquí se menciona es algo muy destacado en la Palabra de Dios. Y se nos dice que el Señor Jesucristo mencionó esto, y Él estaba citando del capítulo 42 de Isaías. Allí dice en el versículo 3: No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.

Amigo , en el día de hoy hay ciertos pecados que traen consigo mismo su propio castigo; la embriaguez es uno de ellos, el abusar de las drogas es otro. Y podríamos mencionar muchas personas que sufren por causa de estos pecados, y que el pecado opera en sus propias vidas y en las vidas de sus familiares, de sus propios cuerpos, y los destruye. Dios ni siquiera tiene que hacer una sola cosa. El pábilo humeante comenzará a arder, y la caña cascada se quebrará. Y el pecado que nosotros cometemos es el mismo pecado que nos destruye.
Este pasaje que hemos podido considerar en las Escrituras en el día de hoy, es algo realmente tremendo. Y vamos a dejar esto aquí por hoy, hasta nuestro próximo estudio, Dios mediante, cuando vamos a observar ese maravilloso capítulo 6 de Isaías, donde se menciona esa visión transformadora del profeta. Será pues, hasta entonces , ¡que el amor inagotable del Señor inunde su vida en todo instante, es nuestra ferviente oración!

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