En el día de hoy , regresamos al capítulo 5 de Isaías, el cual ha sido un
capítulo maravilloso para nosotros. Aquí concluye esa profecía que comenzó allá en el
capítulo 2 y que continuó en los capítulos 3 y 4, y ahora, finaliza aquí en el capítulo cinco, y
que, en realidad, nos da una síntesis del libro completo de Isaías. Hemos tratado de
destacar eso.
Hemos estado considerando los seis ayes sobre Israel, y el sexto ay que es pronunciado aquí de parte de Dios sobre Su pueblo, debemos decir que ya ha sido cumplido literalmente en cuanto se relaciona a la nación de Israel; vimos que sería como la lengua de fuego que consume el rastrojo y la llama devora la paja. Los últimos tres ayes que vimos producen una acumulación de castigos que sacuden como un huracán, no sólo a esta nación, sino a todas las naciones. Esto se menciona como uno de los grandes principios por los cuales Dios juzga a las naciones.
Aunque el proceso de deterioro y la podredumbre es lento y se puede observar, el castigo llega como un fuego devorador que consume el rastrojo. Es rápido y feroz y no puede ser detenido. Es la ira del Señor que explota, como por así decirlo, en juicio. Muestra el terrible juicio de Dios de los últimos días.
Señalamos en nuestro estudio anterior, algo que se dijo del Señor Jesucristo que Él no haría. Y para nosotros, ese es un pasaje maravilloso, que Él no quebraría una caña cascada ni apagaría un pábilo que humeare, pero sí llevaría a la justicia a la victoria. Ahora, ¿cómo hará eso Él? Bueno, la caña cascada se quebrará, y, luego, el pábilo que humea estallará en llamas. Y Él no lo va a apagar. Todo lo que Él tiene que hacer es mantener Sus manos a cierta distancia, y de seguro que eso es lo que Él ha hecho con algunas naciones y en las vidas de algunas personas. Y lo que ellos hacen trae su propio juicio.
En cierta ciudad, las autoridades se enteraron que un médico muy respetado por la comunidad era el principal proveedor de drogas para los drogadictos. Este hombre era responsable por lo que allí ocurría, y era difícil para las autoridades hacer algo debido a la posición que él ocupaba. En cierta ocasión, este médico, tratando de aumentar el precio de las drogas, detuvo por cierto tiempo la provisión de esas drogas a las personas que las consumían, es decir, a los drogadictos. Ahora, este hombre, por supuesto, quería ganar más dinero.
Y durante ese tiempo, su hijo y su hija, ambos fueron llevados a su propio hogar adictos a las drogas. Él no sabía que sus propios hijos eran adictos a las drogas hasta el momento en que él detuvo la venta de las mismas. Cuando él se enteró de esto, le causó un impacto tremendo en su vida, que aparentemente provocó su muerte muy poco después. Ahora, lo que deseamos recalcar es lo siguiente. Que Dios no tiene que hacer nada para juzgar. En muchos casos Él simplemente permite que las cosas continúen su propio curso.
También podemos hablar del pecado de la embriaguez en el día de hoy. Dios no hace nada en cuanto a eso. No es necesario que lo haga. La embriaguez va a traer su propio castigo. Es algo que se aproxima inexorablemente a la persona, y, también, es algo que se aproxima a la nación. Aquellos que han tenido oportunidad de pasar años en el ministerio, han podido observar esto en muchas partes. De paso, podemos decir que existe personas que dicen ser convertidas y que antes habían estado bebiendo mucho, y muchos de estos guardan una botella en su refrigerador en caso de que les haga falta.
Y esto muchas veces provoca que estas personas regresen a este terrible pecado. Eso es lo que Pablo nos dice allá en su epístola a los Romanos, capítulo 8, versículo 12; él dice: Así que, hermano, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne. Pablo nos dice que nosotros no tenemos que vivir de acuerdo con la carne. Así es que no debemos dejar esa botella allí en el refrigerador. Tome esa botella, amigo , sáquela de la casa, y destrúyala. Debemos decir que hay muchos de nosotros que nos engañamos y algunos de estos pecados, de seguro, que nos tocan a todos nosotros. Ahora, en la primera parte del versículo 25, de este capítulo 5 de Isaías, leemos:
Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió;
Este versículo es algo extraño. Hace un momento hemos estado hablando acerca del amor de Dios. El amor de Dios es algo real, y uno no puede evitar que Él ame. Pero Dios odia el pecado, y si usted va a amar el pecado, entonces, va a tener que recibir la ira de Dios, el furor de Dios. Usted le ama a Él. Pero el furor de Dios se enciende contra Su pueblo, esto no es contra los vecinos, es contra Su propio pueblo. Dice aquí: Y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
Ahora, si ellos regresan a Él, confían, entonces, Dios los librará. Amigo , permítanos decirle que el juicio de Dios está en el libro de Isaías, y allí también está la gracia de Dios. El gobierno de Dios y la gracia de Dios, y estas cosas no están en conflicto. Pero, amigo , si usted va a continuar en el pecado, y si usted no quiere tener la gracia de Dios, entonces, usted no sabe lo que es el gobierno de Dios. Luego, continúa en el mismo tenor en el resto de este capítulo, y uno puede apreciar la acumulación del juicio de Dios. El versículo 30 nos dice:
Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.
Si uno tiene alguna duda en cuanto a esto, todo lo que tiene que hacer es ir y visitar esa tierra hoy. Y, entonces, podrá apreciar lo que le ocurrió a este pueblo que había servido a Dios y que según algunas personas, aún no ha sufrido ese juicio. No podemos ver eso de la misma manera en que lo ve otra gente. Hay personas que van a ese lugar y dicen, “Ah, pero, ¿no es esto algo maravilloso? Estamos viendo el cumplimiento de la profecía, y este pueblo está ocupando otra vez la tierra, y cosas por el estilo”. Sin embargo, amigo , nosotros vemos allí un pueblo en las tinieblas. Vemos un pueblo que está lejos de Dios. Vemos allí a un pueblo que hoy necesita a Dios, y no están viviendo en paz. Ellos están viviendo en ese lugar y esa tierra hoy se encuentra en un grave peligro. Esa gente ocupa un lugar muy especial en mi corazón, debo decir de paso. Amigo , ese es el juicio de Dios.
Un escritor expresó lo siguiente: “No hemos llorado por tus penas, Israel, esparcida, desterrada en las tinieblas y en la incredulidad, mientras nosotros tenemos el cielo. No hemos orado por tu paz, Jerusalén, olvidada; tus raíces han crecido, que por la grande gracia de Dios nosotros hemos compartido. Por tus calles pasaron los pies del Salvador. Cómo vertió Sus lágrimas por ti. ¿Cómo podemos en amor por Él, olvidar ni desear que Su gozo cese? Sion, tu Dios te recuerda, aun cuando nosotros hemos sido duros contigo. Sion, tu Dios te recuerda.
Con el derecho comprado con sangre para limpiarte, quiera Él quitar de nosotros este pecado por falta de oración”. Opinamos, amigo , que esto expresa muy bien lo que encontramos en este capítulo. Dios está castigando a Su propio pueblo.
Y llegamos ahora al capítulo 6; y lo que tenemos aquí es el llamado y la nueva misión de Isaías en su trabajo profético. Hablando cronológicamente diríamos que éste debería ser el capítulo uno de su libro, sin embargo, esta es la forma en que ha sido colocado en este libro, y así es como debe permanecer. Tenemos aquí el llamado de Isaías, y esto nos lleva a la época cuando comenzó su ministerio, y nos damos cuenta que su ministerio comenzó cuando ocurrió la muerte de Uzías, el rey. Observemos esto por un momento. El primer versículo de este capítulo 6, dice:
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
Isaías comienza este capítulo con una nota luctuosa, al llevarnos al funeral del rey Uzías. El buen rey Uzías ha muerto. Uzías había sido un buen rey. En realidad, hay muchas personas que opinan que Uzías fue el último en la línea de los grandes reyes del reino del sur y que después de su muerte, ya no se podría apreciar más la gloria. Usted no puede ver la gloria nuevamente entre esta gente. Y creemos que eso puede ser cierto, porque Uzías había sido un buen rey, y él había logrado dominar a los filisteos, a los árabes, y a los amonitas. Él había gobernado la nación por 52 años. Y su nación había sido bendecida por Dios durante este período porque Dios les había prometido eso. Y como dice Dellege: “La gloria nacional de Israel también murió con el rey Uzías, y nunca ha podido recobrarla hasta este día”. Y estamos de acuerdo con esto.
Ahora, Isaías dice aquí: En el año que murió el rey Uzías. Lo que Isaías estaba pensando en ese momento era lo siguiente: “Bueno, el buen rey Uzías ha muerto, y ahora, todas las cosas se van a desmoronar. Israel será llevada en cautiverio. Este rey había logrado dominar nuestros enemigos alrededor nuestro, y, ahora, cesará la prosperidad que tenemos, llegará la depresión, y nuevamente volveremos a pasar hambre”. Bien, pensando de esa manera él hizo lo que toda persona debe hacer. Él dice: “fui al templo, vi al Señor sentado en un trono alto y sublime. Así es que él fue al lugar debido. Al lugar donde podía encontrarse con Dios, y, en Su templo, todos hablan acerca de Su gloria y eso lo vemos en el Salmo 29, versículo 9. Y vemos que Isaías descubrió esto cuando él fue al templo. Él descubrió que el verdadero rey de la nación de Israel no era David. Y dice aquí en el versículo 1, leamos otra vez:
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
Dios aún estaba sobre el trono. Él ya nos había dicho: No pongan su confianza en el hombre, cuyo aliento está en su nariz. Uno simplemente exhala y no sabe si va a volver a respirar. No lo sabemos. A uno le da un ataque al corazón y ya no existe más. No ponga la confianza en el hombre.
Ahora, el rey Uzías ha muerto. Y, su trono aparece algo frío ahora. Pero detrás de este trono terrenal se encuentra el trono celestial. Isaías también vio al Señor sentado sobre el trono. Puede ser que esa sea la visión que necesitan algunos de los hijos de Dios en el presente. No vemos ninguna razón por la cual debemos ser pesimistas hoy. Este es uno de los mejores días en la historia del mundo. Preferimos vivir ahora y no en cualquier otro período de tiempo. Ahora, alguien quizá diga: “Ah, pero las condiciones de este mundo son malas”. Podemos observar las naciones y sus condiciones, y la condición de nuestras ciudades. Muy malas, por cierto. Pero, usted debe recordar que el Señor Jesucristo dijo que iba a ser de esta forma. Él dijo que las zarzas y los espinos iban a ser sembrados entre el trigo. Usted también sabe que el trigo va a crecer; ambos crecerán juntos, la zarza y el trigo. Y Él va a permitir que ambos crezcan juntos. Nuestra tarea hoy es la de sembrar la Palabra. Y, sabemos que la Palabra de Dios va a producir cierta cosecha, y está creciendo hoy. No hay ninguna duda en cuanto a eso. Así es que no debemos sentirnos molestos por lo que vemos. El Señor dijo que Él iba a cuidar de la cosecha. Nuestro trabajo es el de sembrar la semilla, el esparcir la Palabra de Dios.
Así es que estamos viviendo en un día de gran oportunidad. ¿Sabía usted que hoy la Palabra de Dios está siendo esparcida como nunca antes ha sucedido? Quizá nuestro esfuerzo sea muy pequeño comparado con los de otras personas. Hay algunos programas radiales que se escucha por un sinnúmero de emisoras. Sin embargo, podemos decir que, aún en nuestra pequeñez, estamos alcanzando a más gente que lo que uno podía haber alcanzado en un período de 5 años siendo pastor, aún cuando uno tenga el privilegio de tener una de las congregaciones más grandes que cualquier otro pastor. Sin embargo, eso es nada en comparación con el número de personas que pueden hoy ser alcanzadas a través de la web con la Palabra de Dios.
Amigo , la Palabra de Dios está siendo esparcida hoy, no sólo aquí, sino en muchos otros lugares, y Dios está predicando Su Palabra, y está cubriendo el mundo entero hoy. Debemos decir que sí, que nos damos cuenta de la situación mala en que nos encontramos. De seguro que están creciendo las zarzas y las espinas. Pero también crece buen trigo. ¿Sabía usted eso, amigo ? Está creciendo muy bien. Cuando uno viaja por diferentes lugares de este mundo, puede apreciar esto al encontrarse con creyentes en todas partes. Uno se puede encontrar con creyentes en Caracas, Venezuela; Bogotá y Medellín, Colombia; en Guayaquil y Quito, Ecuador; en Buenos Aires, Argentina; en Montevideo, Uruguay; en Santiago de Chile; y tantos otros lugares; amigo , el trigo está creciendo hoy. ¡Regocíjese en esto!
Bien, Isaías fue al templo, y él descubrió que el Señor aún estaba sobre el trono. Hay aun algunos entre nosotros que necesitamos reconocer eso. Dios está sobre el trono. Él está allí y continúa contestando nuestras oraciones, y está desarrollando cosas maravillosas.
Y, luego, Isaías hizo otro descubrimiento, cuando fue al templo. Él dice: Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Dios estaba en un lugar elevado y está siendo ensalzado. Y esa es la segunda cosa que nosotros necesitamos descubrir en cuanto a Dios hoy, que Dios está en un lugar alto y sublime, y que Él no se compromete con el pecado. Ahora, el versículo 2, de este capítulo 6 de Isaías dice:
Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
Aquí tenemos los serafines que estaban alrededor del trono de Dios. Debemos confesar que conocemos muy poco en cuanto a los serafines, pero, aparentemente, el serafín es uno que está en contraste con el querubín. Es el serafín quien trata de detectar el pecado, mientras que el querubín protege la santidad de Dios. Los serafines, de paso digamos que su significado es “abrasadores” y es una palabra utilizada como verbo en la ofrenda por los pecados, pero nunca en el holocausto, aquello que nos habla de la persona de Cristo; que habla de Su obra, de Su redención por nosotros.
La Palabra utilizada “serafín” está relacionada con el lavacro, mientras que los querubines están relacionados con el altar, lo que nos habla de la inflexible justicia de Dios. El serafín es algo activo, mientras que el querubín es pasivo. Y, los encontraremos a ambos en Ezequiel y en Apocalipsis como criaturas vivientes, pero vamos a esperar hasta llegar allí para hablar acerca de esto.
Así que, entonces, los serafines están protegiendo la santidad de Dios. Él se encuentra en un lugar alto y sublime. Dios en el día de hoy no se va a comprometer con el mal. Y le damos las gracias a Él por eso. Dios nunca se compromete con el mal en su vida o en la mía, porque el mal y el pecado, amigo , es lo que ha causado todo el dolor y la pena en este mundo; esto es lo que provoca las canas, el andar tembloroso, los hombros doblegados, y es lo que hoy quebranta los hogares, arruina las vidas, llena los sepulcros. Nos alegra saber que Dios no se compromete con el mal. Dios dice que Él odia el pecado, y Él tiene la intención de destruirlo; tiene la intención de quitarlo de este universo. Y hoy, nuestro Dios está avanzando, sin detenerse, sin desviarse, contra el pecado, y Él no tiene ninguna intención de aceptar la bandera blanca de rendición que usted le pueda ofrecer. Él tiene la intención de hacerlo desaparecer de este universo. Y esto es lo que Él dice: Él se encuentra en un lugar alto y sublime.
Amigo , usted y yo vamos a tener que inclinarnos ante Él, como vamos a notar en la próxima oportunidad, cuando veamos que este hombre, Isaías, cuando él tuvo esa visión de Dios sobre el trono alto y sublime, hizo que inclinara su rostro. Y si hay algo, amigo , que la Iglesia necesita hoy, y podría mencionar varias cosas, pero hay una que es necesaria en este punto en particular y es que la Iglesia necesita otra visión de Dios; no sólo de Su amor, sino del hecho de que nuestro Dios es un Dios santo, un Dios justo, y que Él actúa en juicio. Él nunca nos pide que pidamos disculpas por Él. ¿Sabe una cosa, amigo ? Nosotros no tenemos la intención de pedir disculpas por Él. Y, creo que podríamos agregar a esto lo siguiente, tómelo o déjelo.
Usted puede cerrar sus ojos, usted puede poner su cabeza en la arena como se supone que lo hace el avestruz, pero el avestruz tiene más sentido común que eso. Amigo , usted no puede destruir lo que la Palabra de Dios dice. Dios está enojado contra el pecado. Dios va a castigar el pecado. Él dice que lo va a hacer. Usted sabe que Él es su amigo, y que Él le quiere salvar. Pero, amigo , usted tiene que acercarse a Él. Jesucristo dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por Mi.
¿Quiere usted acercarse a Él en esta hora? Espero y es mi ferviente oración que usted lo haga en este momento. Si así usted lo ha hecho, cuéntenos en su próxima carta para regocijarnos con usted. Y antes de despedirnos, le sugerimos leer los versículos finales de este capítulo 6 de Isaías, para estar mejor informado, cuando prosigamos en nuestro próximo estudio. Gracias por su atención de hoy, y es nuestra oración ¡que el Señor continúe bendiciendo su vida en gran manera!
Hemos estado considerando los seis ayes sobre Israel, y el sexto ay que es pronunciado aquí de parte de Dios sobre Su pueblo, debemos decir que ya ha sido cumplido literalmente en cuanto se relaciona a la nación de Israel; vimos que sería como la lengua de fuego que consume el rastrojo y la llama devora la paja. Los últimos tres ayes que vimos producen una acumulación de castigos que sacuden como un huracán, no sólo a esta nación, sino a todas las naciones. Esto se menciona como uno de los grandes principios por los cuales Dios juzga a las naciones.
Aunque el proceso de deterioro y la podredumbre es lento y se puede observar, el castigo llega como un fuego devorador que consume el rastrojo. Es rápido y feroz y no puede ser detenido. Es la ira del Señor que explota, como por así decirlo, en juicio. Muestra el terrible juicio de Dios de los últimos días.
Señalamos en nuestro estudio anterior, algo que se dijo del Señor Jesucristo que Él no haría. Y para nosotros, ese es un pasaje maravilloso, que Él no quebraría una caña cascada ni apagaría un pábilo que humeare, pero sí llevaría a la justicia a la victoria. Ahora, ¿cómo hará eso Él? Bueno, la caña cascada se quebrará, y, luego, el pábilo que humea estallará en llamas. Y Él no lo va a apagar. Todo lo que Él tiene que hacer es mantener Sus manos a cierta distancia, y de seguro que eso es lo que Él ha hecho con algunas naciones y en las vidas de algunas personas. Y lo que ellos hacen trae su propio juicio.
En cierta ciudad, las autoridades se enteraron que un médico muy respetado por la comunidad era el principal proveedor de drogas para los drogadictos. Este hombre era responsable por lo que allí ocurría, y era difícil para las autoridades hacer algo debido a la posición que él ocupaba. En cierta ocasión, este médico, tratando de aumentar el precio de las drogas, detuvo por cierto tiempo la provisión de esas drogas a las personas que las consumían, es decir, a los drogadictos. Ahora, este hombre, por supuesto, quería ganar más dinero.
Y durante ese tiempo, su hijo y su hija, ambos fueron llevados a su propio hogar adictos a las drogas. Él no sabía que sus propios hijos eran adictos a las drogas hasta el momento en que él detuvo la venta de las mismas. Cuando él se enteró de esto, le causó un impacto tremendo en su vida, que aparentemente provocó su muerte muy poco después. Ahora, lo que deseamos recalcar es lo siguiente. Que Dios no tiene que hacer nada para juzgar. En muchos casos Él simplemente permite que las cosas continúen su propio curso.
También podemos hablar del pecado de la embriaguez en el día de hoy. Dios no hace nada en cuanto a eso. No es necesario que lo haga. La embriaguez va a traer su propio castigo. Es algo que se aproxima inexorablemente a la persona, y, también, es algo que se aproxima a la nación. Aquellos que han tenido oportunidad de pasar años en el ministerio, han podido observar esto en muchas partes. De paso, podemos decir que existe personas que dicen ser convertidas y que antes habían estado bebiendo mucho, y muchos de estos guardan una botella en su refrigerador en caso de que les haga falta.
Y esto muchas veces provoca que estas personas regresen a este terrible pecado. Eso es lo que Pablo nos dice allá en su epístola a los Romanos, capítulo 8, versículo 12; él dice: Así que, hermano, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne. Pablo nos dice que nosotros no tenemos que vivir de acuerdo con la carne. Así es que no debemos dejar esa botella allí en el refrigerador. Tome esa botella, amigo , sáquela de la casa, y destrúyala. Debemos decir que hay muchos de nosotros que nos engañamos y algunos de estos pecados, de seguro, que nos tocan a todos nosotros. Ahora, en la primera parte del versículo 25, de este capítulo 5 de Isaías, leemos:
Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió;
Este versículo es algo extraño. Hace un momento hemos estado hablando acerca del amor de Dios. El amor de Dios es algo real, y uno no puede evitar que Él ame. Pero Dios odia el pecado, y si usted va a amar el pecado, entonces, va a tener que recibir la ira de Dios, el furor de Dios. Usted le ama a Él. Pero el furor de Dios se enciende contra Su pueblo, esto no es contra los vecinos, es contra Su propio pueblo. Dice aquí: Y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
Ahora, si ellos regresan a Él, confían, entonces, Dios los librará. Amigo , permítanos decirle que el juicio de Dios está en el libro de Isaías, y allí también está la gracia de Dios. El gobierno de Dios y la gracia de Dios, y estas cosas no están en conflicto. Pero, amigo , si usted va a continuar en el pecado, y si usted no quiere tener la gracia de Dios, entonces, usted no sabe lo que es el gobierno de Dios. Luego, continúa en el mismo tenor en el resto de este capítulo, y uno puede apreciar la acumulación del juicio de Dios. El versículo 30 nos dice:
Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.
Si uno tiene alguna duda en cuanto a esto, todo lo que tiene que hacer es ir y visitar esa tierra hoy. Y, entonces, podrá apreciar lo que le ocurrió a este pueblo que había servido a Dios y que según algunas personas, aún no ha sufrido ese juicio. No podemos ver eso de la misma manera en que lo ve otra gente. Hay personas que van a ese lugar y dicen, “Ah, pero, ¿no es esto algo maravilloso? Estamos viendo el cumplimiento de la profecía, y este pueblo está ocupando otra vez la tierra, y cosas por el estilo”. Sin embargo, amigo , nosotros vemos allí un pueblo en las tinieblas. Vemos un pueblo que está lejos de Dios. Vemos allí a un pueblo que hoy necesita a Dios, y no están viviendo en paz. Ellos están viviendo en ese lugar y esa tierra hoy se encuentra en un grave peligro. Esa gente ocupa un lugar muy especial en mi corazón, debo decir de paso. Amigo , ese es el juicio de Dios.
Un escritor expresó lo siguiente: “No hemos llorado por tus penas, Israel, esparcida, desterrada en las tinieblas y en la incredulidad, mientras nosotros tenemos el cielo. No hemos orado por tu paz, Jerusalén, olvidada; tus raíces han crecido, que por la grande gracia de Dios nosotros hemos compartido. Por tus calles pasaron los pies del Salvador. Cómo vertió Sus lágrimas por ti. ¿Cómo podemos en amor por Él, olvidar ni desear que Su gozo cese? Sion, tu Dios te recuerda, aun cuando nosotros hemos sido duros contigo. Sion, tu Dios te recuerda.
Con el derecho comprado con sangre para limpiarte, quiera Él quitar de nosotros este pecado por falta de oración”. Opinamos, amigo , que esto expresa muy bien lo que encontramos en este capítulo. Dios está castigando a Su propio pueblo.
Y llegamos ahora al capítulo 6; y lo que tenemos aquí es el llamado y la nueva misión de Isaías en su trabajo profético. Hablando cronológicamente diríamos que éste debería ser el capítulo uno de su libro, sin embargo, esta es la forma en que ha sido colocado en este libro, y así es como debe permanecer. Tenemos aquí el llamado de Isaías, y esto nos lleva a la época cuando comenzó su ministerio, y nos damos cuenta que su ministerio comenzó cuando ocurrió la muerte de Uzías, el rey. Observemos esto por un momento. El primer versículo de este capítulo 6, dice:
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
Isaías comienza este capítulo con una nota luctuosa, al llevarnos al funeral del rey Uzías. El buen rey Uzías ha muerto. Uzías había sido un buen rey. En realidad, hay muchas personas que opinan que Uzías fue el último en la línea de los grandes reyes del reino del sur y que después de su muerte, ya no se podría apreciar más la gloria. Usted no puede ver la gloria nuevamente entre esta gente. Y creemos que eso puede ser cierto, porque Uzías había sido un buen rey, y él había logrado dominar a los filisteos, a los árabes, y a los amonitas. Él había gobernado la nación por 52 años. Y su nación había sido bendecida por Dios durante este período porque Dios les había prometido eso. Y como dice Dellege: “La gloria nacional de Israel también murió con el rey Uzías, y nunca ha podido recobrarla hasta este día”. Y estamos de acuerdo con esto.
Ahora, Isaías dice aquí: En el año que murió el rey Uzías. Lo que Isaías estaba pensando en ese momento era lo siguiente: “Bueno, el buen rey Uzías ha muerto, y ahora, todas las cosas se van a desmoronar. Israel será llevada en cautiverio. Este rey había logrado dominar nuestros enemigos alrededor nuestro, y, ahora, cesará la prosperidad que tenemos, llegará la depresión, y nuevamente volveremos a pasar hambre”. Bien, pensando de esa manera él hizo lo que toda persona debe hacer. Él dice: “fui al templo, vi al Señor sentado en un trono alto y sublime. Así es que él fue al lugar debido. Al lugar donde podía encontrarse con Dios, y, en Su templo, todos hablan acerca de Su gloria y eso lo vemos en el Salmo 29, versículo 9. Y vemos que Isaías descubrió esto cuando él fue al templo. Él descubrió que el verdadero rey de la nación de Israel no era David. Y dice aquí en el versículo 1, leamos otra vez:
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
Dios aún estaba sobre el trono. Él ya nos había dicho: No pongan su confianza en el hombre, cuyo aliento está en su nariz. Uno simplemente exhala y no sabe si va a volver a respirar. No lo sabemos. A uno le da un ataque al corazón y ya no existe más. No ponga la confianza en el hombre.
Ahora, el rey Uzías ha muerto. Y, su trono aparece algo frío ahora. Pero detrás de este trono terrenal se encuentra el trono celestial. Isaías también vio al Señor sentado sobre el trono. Puede ser que esa sea la visión que necesitan algunos de los hijos de Dios en el presente. No vemos ninguna razón por la cual debemos ser pesimistas hoy. Este es uno de los mejores días en la historia del mundo. Preferimos vivir ahora y no en cualquier otro período de tiempo. Ahora, alguien quizá diga: “Ah, pero las condiciones de este mundo son malas”. Podemos observar las naciones y sus condiciones, y la condición de nuestras ciudades. Muy malas, por cierto. Pero, usted debe recordar que el Señor Jesucristo dijo que iba a ser de esta forma. Él dijo que las zarzas y los espinos iban a ser sembrados entre el trigo. Usted también sabe que el trigo va a crecer; ambos crecerán juntos, la zarza y el trigo. Y Él va a permitir que ambos crezcan juntos. Nuestra tarea hoy es la de sembrar la Palabra. Y, sabemos que la Palabra de Dios va a producir cierta cosecha, y está creciendo hoy. No hay ninguna duda en cuanto a eso. Así es que no debemos sentirnos molestos por lo que vemos. El Señor dijo que Él iba a cuidar de la cosecha. Nuestro trabajo es el de sembrar la semilla, el esparcir la Palabra de Dios.
Así es que estamos viviendo en un día de gran oportunidad. ¿Sabía usted que hoy la Palabra de Dios está siendo esparcida como nunca antes ha sucedido? Quizá nuestro esfuerzo sea muy pequeño comparado con los de otras personas. Hay algunos programas radiales que se escucha por un sinnúmero de emisoras. Sin embargo, podemos decir que, aún en nuestra pequeñez, estamos alcanzando a más gente que lo que uno podía haber alcanzado en un período de 5 años siendo pastor, aún cuando uno tenga el privilegio de tener una de las congregaciones más grandes que cualquier otro pastor. Sin embargo, eso es nada en comparación con el número de personas que pueden hoy ser alcanzadas a través de la web con la Palabra de Dios.
Amigo , la Palabra de Dios está siendo esparcida hoy, no sólo aquí, sino en muchos otros lugares, y Dios está predicando Su Palabra, y está cubriendo el mundo entero hoy. Debemos decir que sí, que nos damos cuenta de la situación mala en que nos encontramos. De seguro que están creciendo las zarzas y las espinas. Pero también crece buen trigo. ¿Sabía usted eso, amigo ? Está creciendo muy bien. Cuando uno viaja por diferentes lugares de este mundo, puede apreciar esto al encontrarse con creyentes en todas partes. Uno se puede encontrar con creyentes en Caracas, Venezuela; Bogotá y Medellín, Colombia; en Guayaquil y Quito, Ecuador; en Buenos Aires, Argentina; en Montevideo, Uruguay; en Santiago de Chile; y tantos otros lugares; amigo , el trigo está creciendo hoy. ¡Regocíjese en esto!
Bien, Isaías fue al templo, y él descubrió que el Señor aún estaba sobre el trono. Hay aun algunos entre nosotros que necesitamos reconocer eso. Dios está sobre el trono. Él está allí y continúa contestando nuestras oraciones, y está desarrollando cosas maravillosas.
Y, luego, Isaías hizo otro descubrimiento, cuando fue al templo. Él dice: Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Dios estaba en un lugar elevado y está siendo ensalzado. Y esa es la segunda cosa que nosotros necesitamos descubrir en cuanto a Dios hoy, que Dios está en un lugar alto y sublime, y que Él no se compromete con el pecado. Ahora, el versículo 2, de este capítulo 6 de Isaías dice:
Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
Aquí tenemos los serafines que estaban alrededor del trono de Dios. Debemos confesar que conocemos muy poco en cuanto a los serafines, pero, aparentemente, el serafín es uno que está en contraste con el querubín. Es el serafín quien trata de detectar el pecado, mientras que el querubín protege la santidad de Dios. Los serafines, de paso digamos que su significado es “abrasadores” y es una palabra utilizada como verbo en la ofrenda por los pecados, pero nunca en el holocausto, aquello que nos habla de la persona de Cristo; que habla de Su obra, de Su redención por nosotros.
La Palabra utilizada “serafín” está relacionada con el lavacro, mientras que los querubines están relacionados con el altar, lo que nos habla de la inflexible justicia de Dios. El serafín es algo activo, mientras que el querubín es pasivo. Y, los encontraremos a ambos en Ezequiel y en Apocalipsis como criaturas vivientes, pero vamos a esperar hasta llegar allí para hablar acerca de esto.
Así que, entonces, los serafines están protegiendo la santidad de Dios. Él se encuentra en un lugar alto y sublime. Dios en el día de hoy no se va a comprometer con el mal. Y le damos las gracias a Él por eso. Dios nunca se compromete con el mal en su vida o en la mía, porque el mal y el pecado, amigo , es lo que ha causado todo el dolor y la pena en este mundo; esto es lo que provoca las canas, el andar tembloroso, los hombros doblegados, y es lo que hoy quebranta los hogares, arruina las vidas, llena los sepulcros. Nos alegra saber que Dios no se compromete con el mal. Dios dice que Él odia el pecado, y Él tiene la intención de destruirlo; tiene la intención de quitarlo de este universo. Y hoy, nuestro Dios está avanzando, sin detenerse, sin desviarse, contra el pecado, y Él no tiene ninguna intención de aceptar la bandera blanca de rendición que usted le pueda ofrecer. Él tiene la intención de hacerlo desaparecer de este universo. Y esto es lo que Él dice: Él se encuentra en un lugar alto y sublime.
Amigo , usted y yo vamos a tener que inclinarnos ante Él, como vamos a notar en la próxima oportunidad, cuando veamos que este hombre, Isaías, cuando él tuvo esa visión de Dios sobre el trono alto y sublime, hizo que inclinara su rostro. Y si hay algo, amigo , que la Iglesia necesita hoy, y podría mencionar varias cosas, pero hay una que es necesaria en este punto en particular y es que la Iglesia necesita otra visión de Dios; no sólo de Su amor, sino del hecho de que nuestro Dios es un Dios santo, un Dios justo, y que Él actúa en juicio. Él nunca nos pide que pidamos disculpas por Él. ¿Sabe una cosa, amigo ? Nosotros no tenemos la intención de pedir disculpas por Él. Y, creo que podríamos agregar a esto lo siguiente, tómelo o déjelo.
Usted puede cerrar sus ojos, usted puede poner su cabeza en la arena como se supone que lo hace el avestruz, pero el avestruz tiene más sentido común que eso. Amigo , usted no puede destruir lo que la Palabra de Dios dice. Dios está enojado contra el pecado. Dios va a castigar el pecado. Él dice que lo va a hacer. Usted sabe que Él es su amigo, y que Él le quiere salvar. Pero, amigo , usted tiene que acercarse a Él. Jesucristo dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por Mi.
¿Quiere usted acercarse a Él en esta hora? Espero y es mi ferviente oración que usted lo haga en este momento. Si así usted lo ha hecho, cuéntenos en su próxima carta para regocijarnos con usted. Y antes de despedirnos, le sugerimos leer los versículos finales de este capítulo 6 de Isaías, para estar mejor informado, cuando prosigamos en nuestro próximo estudio. Gracias por su atención de hoy, y es nuestra oración ¡que el Señor continúe bendiciendo su vida en gran manera!
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