Volvemos hoy, a, al capítulo dos de este libro de Eclesiastés que estamos estudiando. En nuestro estudio anterior, vimos que Salomón se había entregado a sí mismo al placer. El podía decir: No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, – aquí en el versículo 10 – y él buscaba lograr todo lo que quería, y lo lograba. Nada se le negaba. Imagínese usted en una posición tan única, tan singular como la que él ocupaba. Usted llegaría a pensar que una persona así sería completamente feliz. Bueno, no sabemos por qué, pero esta gente nunca llega a ser feliz en realidad. Una zona del estado de California en los Estados Unidos, tiene el promedio más alto de suicidios en todo el país; y uno pensaría que serían los pobres o los que se encuentran en dificultades financieras los que cometen suicidio, ya que la vida parece no tener mucho valor para esta gente. Pero , ellos no son los que están suicidándose, son los ricos, los famosos y los artistas de Hollywood, y personas que parecen haberlo logrado todo. Ellos son los que se suicidan. ¿Por qué? Porque han llegado a la misma conclusión a la que llegó Salomón, cuando él había probado todo en cuanto al placer; dice aquí en el versículo 11, escuche usted: Miré yo luego todas las obras que habían  hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.


Piense en esto , esa fue la conclusión a la que arribó Salomón, y aún así hay muchas personas que tienen que llegar a realizar el mismo experimento, aun cuando no logran hacer todas las cosas como hizo Salomón, pero ellos también obtienen el mismo resultado. Todos llegan a decir: todo era vanidad – es decir, vacío. Algo completamente vacío. Eso es todo lo que la vida llegó a ser para ellos. Ahora, a partir del versículo 12 y a través de todo el capítulo, Salomón trata de un área que nosotros llamamos materialismo, a falta de una mejor palabra para describirlo. Nosotros diríamos que éste es el vivir por el “ahora”. Esta es “la generación del ahora”. En cierto sentido está bien porque la Biblia presenta una generación de “ahora”. Dice, He aquí ahora el tiempo aceptable, he aquí ahora el día de salvación. – así dice la Palabra de Dios (2 Cor. 6:2). Así es que, pensamos que nosotros también pertenecemos a la generación de “ahora”. Y aquí tenemos a este hombre Salomón, clamando “materialismo”. El vivir por las cosas de ahora, del presente. El vivir por sí mismo. Egoísmo. Una faceta de esta clase de vida. Y hay muchas personas así en el presente. Escuche lo que dice Salomón en el versículo 12, de este capítulo 2:


Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.


Es decir, que nadie podría disfrutar de estas cosas, más que Salomón. Él dijo que ellos tendrían que repetir lo que él hizo, y que iban a encontrar eso bastante monótono. Y luego, dice en el versículo 13:

Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.

O sea que, es mejor ser sabio que ser necio. Es mucho mejor el ser un hombre sabio que el ser un tonto. Es mejor ser una persona educada que ser una ignorante. La mayoría de las personas aceptarían eso, estoy seguro, y Salomón está diciendo eso. Pero notemos la conclusión a la que él llega en la primera parte del versículo 14, donde dice:

El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas;

Uno puede recordar la época cuando asistía al colegio y sus maestros le decían: “Piense, use su cabeza, use sus ojos”. Y eso es lo que Salomón está diciendo aquí: El sabio tiene sus ojos en su cabeza. Y luego, la segunda parte de este versículo 14, dice: más el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.


Podemos notar que no hay mucha diferencia en cuanto a lo inteligente que es uno, ya que uno no se aleja demasiado del necio porque ambos llegarán al mismo lugar; ambos terminarán de la misma manera y serán sacados de la casa con los pies por delante, y serán sepultados en la tierra de donde fueron tomados. Ambos llegarán al final allí de la misma manera. Y el versículo 15, nos dice: Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.


¿No es interesante notar, que a pesar de todo lo que conoce el hombre en la actualidad, y a pesar de las grandes invenciones que han tenido lugar; aun los progresos científicos que se han realizado en el área de la medicina, aún así, el hombre en la actualidad no puede extender la vida humana por mucho tiempo?



Ahora, esta gente dice: “Bueno, el promedio de la vida ha aumentado en unos diez años más”. ¿Diez años? ¿Usted quiere comparar diez años con mil y ver cuánto tiene? ¡Diez años! Amigo oyente, usted ni siquiera tiene un minuto en el reloj de la eternidad. Usted ni siquiera tiene un segundo en este reloj,  La realidad es que el hombre no ha hecho mucho por sí mismo aquí en esta tierra. Ahora, notemos lo que dice el versículo 16:

Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.


Como usted acaba de ver, mueren de la misma manera. Tanto el uno como el otro mueren de la misma forma , usted no puede aprender nada en realidad – no interesa cuál es el cuociente de inteligencia que usted tenga. No importa cuántos grados de filosofía o en teología pueda usted tener, eso no hace ninguna diferencia.  Usted no ha llegado a conocer nada que pueda ayudarle cuando llegue la hora de morir, porque usted va a salir directamente por esa puerta y no hay nada en este mundo que pueda apartarlo de eso. Escuche lo que dice Salomón aquí en el versículo 17, de este capítulo 2, de Eclesiastés:


Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.

Como ya hemos dicho antes, vanidad – quiere decir vacío, sin propósito, sin ningún significado. Aun cuando uno parezca haber alcanzado algo, se pregunta: ¿Qué es lo que ha logrado en realidad?

Podemos tomar como ejemplo a ese gran inventor Tomás Edison, de cómo él trabajó en su laboratorio, y de todas las cosas que él llegó a realizar; especialmente la lámpara eléctrica, la vitrola. Todos los instrumentos de grabación que tenemos en el presente se basan en lo que inventó este hombre, Tomás Edison. Él era una genio. Pero, ¿sabe una cosa ? Él murió como todos los demás. Él nunca llegó a descubrir nada. En realidad no aprendió nada; ¿de qué le aprovechó todo eso?

Salomón nos dice aquí: "Aborrecí mi vida. Mi vida ha llegado a ser algo completamente fastidioso”. Y eso es lo que en realidad es para muchas personas en la actualidad. Salomón dijo: porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa. Era en realidad algo traumático para él.

Volvamos a pensar otra vez en Tomás Edison en ese laboratorio, trabajando día y noche. Sin embargo, eso no es correcto. Este hombre no podía dormir. Él tenía una clase de insomnio de las peores; él tenía una pequeña cama en su laboratorio, como se puede apreciar en el museo de la ciudad de Fort Meyers en Florida en los Estados Unidos. Quizás él trabajaba unas pocas horas y luego trataba de descansar ya sea de día o de noche. Una vida sin propósito en realidad. Nos podemos poner a pensar en todas las cosas que él trató de realizar pero que no le dieron resultado. En realidad, uno no tiene la impresión de que todo era muy emocionante en su vida. Creemos que Tomás Edison pensaba que la vida era algo bastante aburrida. Y escuche usted lo  que Salomón dice aquí en el versículo 18, de este capítulo 2 de Eclesiastés:

Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí.


Tendremos que partir algún día y dejar todo aquí. ¿Ha pensado usted en eso alguna vez ? ¿De qué le va a servir el haber trabajado sin descanso? Gran cantidad de personas hoy tienen dudas en cuanto a dejar lo que ellos poseen. Han trabajado toda su vida para acumular algo y luego tienen que partir y dejar eso a algún pariente pagano, ya sea un hijo o una hija , hay muchas personas que dicen en realidad: “Bueno, yo voy a dejarlo todo a una organización cristiana”. ¿Se ha detenido usted a pensar, cuántas de estas organizaciones se han convertido en apóstatas y se han apartado de las enseñanzas de la Palabra de Dios?

¿Sabía usted que el Sr. Harvard quien fundó la Universidad que lleva su nombre, la Universidad de Harvard en los Estados Unidos, era un fundamentalista, y que él dejó su dinero para propagar la fe fundamentalista? Pero, usted no encuentra esa clase de fe en esa Universidad en el presente. Es notable darse cuenta que se ha apartado de la fe, y lo que él dejó se convirtió en nada. En realidad, el dinero dejado por el Sr. Harvard, llegó a usarse para cosas concretamente opuestas a las que él creía.


Gran cantidad de personas en el día de hoy dejan su dinero a aquellas organizaciones llamadas fundamentales. Ahora, ¿cómo sabe usted que eso va a continuar? El autor de estos estudios estos  bíblicos, decía que él se enfrentó con ese problema. Y él dijo: “Yo no quiero trabajar mucho y desarrollar un programa radial, y luego tener que partir y dejárselo a alguna persona que venga y diga: Bueno, usted sabe, él era una persona bastante atrasada, anticuada y nosotros queremos modernizar este programa y queremos que sea muy pertinente para la época en que vivimos; y luego, comenzar a contradecir las cosas que hemos enseñado. Hemos colocado – decía él – una cláusula en la constitución, que dice que este programa opera de tal manera, que se tienen que seguir usando las cintas que él grabó, aun después de haber dejado este mundo. Nos referimos, claro está, a las cintas del programa en inglés.

Y mientras haya dinero para transmitir los programas, la gente tendrá que escuchar su voz. Y una cosa es segura, usted va a escuchar la enseñanza de la Palabra de Dios de la mejor manera que es posible hacerlo, y eso – decía él , – era lo que a él le preocupaba”. Así que, hoy usted puede estar seguro de encontrar un lugar donde por lo menos, puede dejar su dinero, si usted está de acuerdo con lo que predicamos y enseñamos, esto continuará. Tiene que continuar, o de otra manera, esto dejará de existir. Pero, tiene que ser utilizado de esa forma y en ninguna otra manera.

Amigo , este es un problema que tienen que enfrentar muchas personas; y Salomón tuvo que enfrentarlo también. Usted puede leer su historia; su propio hijo dividió el reino. Fue dividido, y él fue responsable por eso, y ¡cuán trágico es todo eso! Notemos ahora, lo que él dice en el versículo 19, de este capítulo 2 de Eclesiastés:

Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad.

Salomón no sabía qué clase de hombre se iba a hacer cargo de lo que él había realizado. Él decía que era una pérdida de tiempo el tener que haber trabajado para lograr esto, y luego entregárselo a alguien que era una persona necia. Y continúa en el versículo 20 diciendo:

Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría.

Como usted puede apreciar , esa es la sabiduría del hombre debajo del sol. O sea, está separado de Dios. Este no es el hombre que está sentado en los lugares celestiales en Cristo Jesús. Este hombre está debajo del sol – aparte de Dios. Y el resultado de esto es el pesimismo. Siempre es así, y tiene que estar aquí. Luego, el versículo 23 dice:

Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.

Esto también es vanidad. Y Salomón descubrió algo más. Que no vale la pena el preocuparse acerca de esto, porque no hay nada que uno pueda hacer . El hombre no lo podía hacer en aquel entonces y pensamos que tampoco puede hacerlo hoy. Luego, en los versículos finales, los versículos 24 al 26, de este capítulo 2 de Eclesiastés, dice Salomón:
No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios. 25Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo? 26Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

Si usted está viviendo nada más que para usted mismo , aun si es un hombre de Dios, y si usted es un pecador no regenerado viviendo para sí mismo, llegará a ser nada. Finalmente llegará a ser amargura en su corazón y también en su obra. Y no llegará a ser nada en este mundo, sino que uno quedará con hojas muertas en sus manos. Eso será la vida para usted.

Bien, llegamos ahora al capítulo 3, y en este capítulo notamos que este hombre adopta cierta filosofía para la vida, y es conocida como fatalismo. Esto era algo común entre los griegos, y más adelante llegó a ser algo común entre los paganos. El budismo es un sistema fatalista. El platonismo lo era. En el día de hoy encontramos que ciertos cultos, – no vamos a mencionar sus nombres aquí – pero, en realidad son fatalistas. Hay veces que uno se hace la impresión de que ellos tienen una fe gloriosa en Dios, pero resulta ser fatalismo y no realmente una fe en Dios. Y encontramos aquí en este capítulo 3 de Eclesiastés, que se nos presenta este sistema; buscando la satisfacción en el fatalismo.

Uno puede observar esto al final de cada día, cuando gran número de personas regresan a sus hogares luego de cumplir con sus labores. Uno puede ver a esta gente, en su mayoría cansada, mostrando en sus rostros el cansancio de la tarea del día. Algunos que son vendedores llevan en sus maletines parte de su trabajo, y tratan de poner punto final a un informe, para poderlo presentar a tiempo en su oficina. Quizá lo tengan que despachar por correo para que esté en las manos del Presidente de la Compañía al día siguiente. Y si uno tiene oportunidad de conversar con alguna de estas personas, exponiendo acerca de sus puntos de vista, descubrirá que muchos tienen un punto de vista fatalista en cuanto a la vida.

En cierta ocasión dos hombres estaban viajando en avión y en cierto punto, el avión comenzó a internarse en una zona de tormentas. Uno de ellos, preguntó al otro si no se sentía asustado o no sentía temor en cuanto a las condiciones del tiempo. Y el otro respondió: “No, no vale la pena asustarse; lo que va a suceder, sucederá, uno no lo puede cambiar. Si a uno le toca el turno, sucederá. Así es que no hay nada que uno pueda hacer en cuanto a eso”. Y como este hombre , hay muchos, determinados con una filosofía de la vida que es bastante popular. Se la llama de muchas formas diferentes, pero su nombre propio es “fatalismo”. Un punto de vista fatalista en cuanto a la vida.

Y hay muchas personas que se enfrentan a la vida de esa manera y son golpeados y lastimados, y se ven en una situación difícil y en cierto sentido abandonan todo y también apagan su propia vida, diciendo: “Bueno, esto es algo que iba a suceder; me tocó el turno”. Bueno , esa no es la solución para los problemas de la vida. Veremos que este hombre Salomón adoptó este punto de vista y tampoco dio resultado para él. Y digamos de paso, tampoco le dará resultado a usted. Y vamos a ver esto en más detalle, Dios mediante, en nuestro próximo estudio.

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