Llegamos hoy, al versículo 16 de este capítulo 2 de Cantar de Los
Cantares y de aquí en adelante vamos a acelerar un poco la marcha. Como usted puede
apreciar, nos podemos empantanar muy fácilmente en este libro y podríamos pasar mucho
tiempo considerando las enseñanzas que se mencionan aquí. Tenemos aquí en este
versículo una hermosa declaración y no debemos huir de ella. Dice el versículo 16, del
capítulo 2: Mi amado es mío, y yo suya;
El apacienta entre lirios. (Can. 2:16)
Esto sigue muy de cerca a la sección donde destacamos el hecho de que allí se nos habla
del rapto de la Iglesia con Cristo. Esa es una interpretación y una aplicación que nosotros
podemos hacer para nuestros propios corazones y para nuestras vidas en el presente. Este
es un cántico; es un cánticofolclórica. Es poesía, una poesía muy hermosa. En el estado
final, el estado espiritual más elevado, habla de la relación del Señor Jesucristo con el
creyente. Ahora uno no puede alcanzar un nivel más elevado en ninguna otra parte de la
Biblia que lo que encuentra aquí. Y este versículo 16, dice: Mi amado es mío, y yo suya;
El apacienta entre lirios
Bien, tenemos aquí lo que el Señor quiso decir cuando Él probablemente presentó la declaración teológica más profunda, algo muy sencillo, siete palabras muy sencillas; dijo: Yo en vosotros y vosotros en Mí. De eso es lo que se está hablando aquí: Mi amado es mío. Eso es lo que dice la esposa. Y luego: Y yo suya. El Señor Jesucristo dijo: “Aquí, en la tierra, yo tomé un lugar. Yo estoy en ti. Yo tomé tu lugar cuando morí en la cruz y, ahora, aquí en este mundo, tú tienes que demostrar la vida de Cristo ante los demás”. Y, usted solamente puede hacer eso, por supuesto, mediante el Espíritu Santo. Pero nosotros estamos “en Él”, en aquel lugar, en los lugares celestiales. Aceptos en el Amado. Unidos a Él. Resucitados con Cristo. Si, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. (Col. 3:1) Esta es una declaración maravillosa en realidad. Es como esa carta escrita por una señora que mencionamos hace unos días, en la cual ella le dice al Señor cada mañana, que le ama. ¿Por qué no comienza usted, amigo lector, haciendo eso? – si usted es un hijo de Dios. Mi amado es mío, y yo soy suya. Y eso quiere decir que todo lo que Cristo ha hecho, ha sido dado a nosotros.
Usted y yo vivimos en un día cuando quizá no tengamos mucho de las riquezas de este mundo, sin embargo somos ricos. Y eso es lo que encontramos como algo realmente maravilloso, y es Su gracia infinita. Él nos ha hecho ricos.
El Apóstol Pablo dice en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 3, versículo 21: Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro. Ninguno se gloríe en Pablo o en Apolos, o en Cefas. No se gloríe en los hombres hoy como personas. Lo importante hoy es que todas las cosas le pertenecen. Sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Usted puede apreciar que nosotros pertenecemos a Cristo. Y Él es nuestro hoy. Él nos pertenece; Él me pertenece a mí. Él es hoy mi Salvador. Él Señor es mi Pastor.
Nosotros deberíamos acercarnos bien a Él para apoderarnos de estas bendiciones espirituales que son gloriosas, maravillosas, y para nosotros. Y, verdaderamente, hemos alcanzado un nivel espiritual muy alto cuando usted y yo llegamos al punto de decir: Mi amado es mío, y yo suya; Él apacienta entre lirios. ¡Qué cuadro más hermoso es este! Nos habla de un lugar hermoso. Él apacienta entre lirios. Esto nos habla del reclinatorio cubierto de flores a Su mesa, y donde Él está sentado. Nos habla de satisfacción; también de comunión. Nos habla de gozo y de todo aquello que es maravilloso, todo aquello que el mundo está buscando. El mundo está buscando pasar un tiempo divertido. El mundo quiere divertirse. Bueno, hagámoslo entonces, y divirtámonos, y sentémonos a la mesa de Cristo y regocijémonos con Él. Entonces, nosotros también podemos decir: “Él es mío. Él me pertenece a mí, y yo le pertenezco a Él”. Este es un nivel muy elevado de Dios. Y tememos que muchos de nosotros no podemos alcanzarlo, por tanto nosotros tenemos que clamar como lo hacía la esposa y decir: Atráeme, atráeme. Esa es la única manera por medio de la cual yo puedo llegar a este punto; porque nosotros queremos correr detrás de Él, pero no lo podemos hacer. No podemos correr la carrera que nos es propuesta, hasta que nosotros no sólo veamos a Cristo, sino hasta cuando tengamos Su poder en nuestras vidas. Ahora, el último versículo del capítulo 2 de Cantar de los Cantares, el versículo 17, dice: Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo Sobre los montes de Beter
Usted recuerda que pudimos observarle en esa mañana tan hermosa, cuando Él estaba sobre la cima de la montaña. Él ha triunfado, porque durante toda la noche los cazadores y los perros de caza, estaban tratando de alcanzarle. Tratando de morderle, y con cuanta ligereza lo hacían; estaban buscando su vida. Y Él triunfó sobre todo eso. Él descendió a través de la puerta de la muerte, pero subió a través de la puerta de la resurrección
Amigo lector en vista de eso, nosotros estamos viviendo en una noche oscura hoy, y así es que hasta el amanecer, permitamos que la redención que tenemos en Cristo, que todo aquello que Él ha hecho por nosotros, llegue a ser algo que, realmente, tenga significado para usted y en lo cual se pueda regocijar. Podemos descansar en Él, podemos dejar que eso sea nuestro consuelo para una noche tenebrosa. Podemos dejar que eso sea la almohada en la cual podamos descansar la cabeza. ¡Cuán tremendo es todo esto! Y llegamos ahora al capítulo tres, pero aún nos encontramos en el segundo cántico.
Podríamos decir que entramos ahora a la segunda estrofa. Y la razón por la cual decimos eso es porque probablemente esa experiencia que hemos visto de Su venida a la esposa, en la cual menciona la voz de mi amado, bien podría haber sido un sueño, porque al continuar en los primeros dos versículos de este capítulo 3, podemos leer: Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé. 2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé
Lo interesante de notar aquí es que hemos entrado a otra sección y a una escena que es diferente a lo que teníamos anteriormente. Usted recordará que esto está en dos secciones. En primer lugar, estábamos en la zona de las montañas de Efraín. Y allí estaba una familia. Una familia que trabajaba en el campo, como inquilinos.
Ellos eran quieres tenían que cuidar las viñas y, también, las ovejas. Cierto día, un pastor apareció en esa zona y esta muchacha sulamita, una de las muchachas de esa familia, estaba a cargo del cuidado de las ovejas y las viñas. Ella trabajaba tanto que no tenía tiempo para cuidarse a sí misma. Pero ella tenía una belleza natural, y este pastor se enamoró de ella, y ella se enamoró a su vez de él. Luego, él dijo que debía partir y que regresaría, pero él no regresó por mucho tiempo.
Cierto día, se anunció que se estaba aproximando a la ciudad el rey Salomón. Ella no prestó ninguna atención a esto porque, para ella, el rey Salomón era una persona demasiado importante en lo que a ella concernía. Ella no lo conocía. Pero luego, alguien viene y le dice a ella que el rey Salomón la quería verla a ella. Y, cuando ella entra a su presencia, se da cuenta que era el pastor que había conocido antes. Este era aquel que había dicho que él regresaría y que ahora había regresado. Y, ahora, él la toma y la lleva consigo a su palacio en Jerusalén, y esa es la escena que tenemos aquí. Pues, bien, el rey Salomón es una persona muy preocupada; él es el rey. Él ha salido quizá a realizar algunos negocios de su reinado. Y mientras él viaja por diferentes partes, bueno, ella queda sola en el palacio. Y, finalmente, sabiendo que él había salido, ella sale a buscarlo. Es muy interesante que hoy la Iglesia, según nuestra opinión, en su gran mayoría, (y no nos estamos refiriendo simplemente a la Iglesia organizada, nos estamos refiriendo a los creyentes de hoy como una unidad), y esto es muy interesante que en su gran mayoría, los creyentes están descansando y no hacen nada prácticamente para esparcir la Palabra de Dios. Y, amigo lector, Cristo está sembrando la semilla de la Palabra de
Dios hoy. Y Él está tratando de predicar la Palabra de Dios y despertar a una Iglesia somnolienta.
Así es que esta muchacha se levanta y comienza a buscar a su pastor.
Y el mensaje que tenemos aquí es un gran mensaje. Si usted va a tener comunión hoy con Cristo, es algo maravilloso poder sentarse con María a los pies de Jesús. Pero si usted pasa algún tiempo al lado de Sus pies, se dará cuenta que ellos andan mucho; y usted puede descubrir que va a tener que hacer mucho en la cocina junto a Marta ocupándose de las ollas y los demás enseres de la cocina. O quizá usted se encuentre ocupado en algún lugar distante en las montañas buscando las ovejas
Hace algún tiempo, una Iglesia, de una manera muy dogmática y fría, separó a un miembro a causa de un rumor que estaba circulando, y ellos indicaban que esa persona era una persona deshonesta. Bueno, opinamos que por lo menos deberían haber tratado de investigar ese rumor. Al preguntar si eso se había hecho, la respuesta fue “no”. Y, luego, dijeron: “ “nadie ha investigado nada en cuanto a esa oveja perdida. Es una persona deshonesta”. Bueno, amigo lector, esa es la oveja que nosotros tenemos que buscar para hacerla regresar al redil. Tememos que en muchas de las Iglesias llamadas fundamentales del presente, la mayoría de sus miembros se encuentran en cama, durmiendo. Nosotros no queremos que nuestros pies se ensucien.
Y vamos a ver que esa era la condición de esta esposa, un poquito más adelante. Ella llegó a ese palacio. Y usted se puede imaginar a esta muchacha que había crecido en el campo. Tenía que cuidar las ovejas. También su trabajo era el de trabajar en las viñas. Y ahora, ella se pasa toda la mañana en la cama. Permítanos decirle, amigo , que tememos que esa es la posición en la cual se encuentra la Iglesia del presente. Amigo , debemos salir de la cama y comenzar a trabajar. Comencemos ahora mismo a esparcir la Palabra de Dios. Y, si usted va a tener comunión con Él, no puede pasarse todo el tiempo solo sentado a sus pies, aunque eso es bueno. Y llegará la ocasión cuando alguien tendrá que ir a ayudar a Marta a preparar la comida en la cocina, y por tanto, opinamos que esto es algo de tremenda importancia. Bueno, esta muchacha sale a través de la ciudad buscando a su pastor. Ella ha perdido contacto con él a causa de la actitud que ha tomado. Y en el versículo 3, de este capítulo 3 de Cantar de los Cantares, leemos:
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Ahora ella está testificando. Y eso es lo que ella debería haber estado haciendo. Ahora, el versículo 4, dice:
Apenas hube pasado de ellos un poco, Hallé luego al que ama mi alma; Lo así, y no lo dejé, Hasta que lo metí en casa de mi madre, Y en la cámara de la que me dio a luz.
Es decir que, ella regresó al mismo lugar donde había nacido. Y muchos de nosotros necesitamos regresar a nuestro primer amor. Usted recuerda que, cuando recién nos convertimos y recién llegamos a Cristo, le dábamos a Él una importancia tremenda. Y ahora, ella dice en el versículo 5, de este capítulo 3: Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.
Es decir que, ella ha llegado al lugar cuando ha podido testificar y ahora se ha restaurado esa maravillosa comunión con Él. Pero notemos algo, llegamos ahora en realidad al tercer cántico. Este es el tercer cántico y comienza en el versículo 6 que dice:
¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, Sahumada de mirra y de incienso Y de todo polvo aromático?
Aquí tenemos, por supuesto, un cuadro del rey Salomón cuando él viaja en todo su esplendor a través de su reino. La gloria de Salomón era realmente algo impresionante de contemplar. Vamos a tener una breve descripción de esto un poco más adelante. Lo que tenemos ante nosotros aquí, creemos que es un cuadro de la Iglesia de hoy, de cómo debemos andar en el mundo como testigos. Y como testigos, también somos un nuevo hombre en Cristo. También somos la esposa. Una novia comprometida en camino a encontrarse con el novio.
También somos buenos soldados de Jesucristo, y deberíamos andar de esa manera a través de este mundo. También debería haber una fragancia de mirra y de incienso. ¡Cuán maravilloso es el Señor Jesucristo, amigo lector ! La mirra nos habla de Su muerte. El incienso nos habla de Su vida, y ambos fueron, por cierto, dulces. Ambos fueron gloriosos. Y nosotros debemos destacar esto nuevamente. Y esperamos hacerlo en nuestro próximo estudio. Ahora, en la primera parte del versículo 7, de este capítulo 3 de Cantar de los Cantares, leemos: He aquí es la litera de Salomón;
Esto es en referencia al reclinatorio en el cual él se sentó durante su comida, en esa mesa redonda donde estaban reunidos junto a él aquellos que eran sus amigos íntimos. Donde la esposa se sentó junto a él, o se reclinó con él. Pero, notemos que ellos están viviendo en días de peligro. Dice aquí: Sesenta valientes la rodean, de los fuertes de Israel. ¿Y por qué están estos allí? Están allí para protección. Ellos son los guardias del palacio. Ellos son los miembros del servicio secreto que tienen cuidado de su persona. De cuidarlo muy bien
Permítanos decirle, amigo , que pensamos que ha llegado la hora para nosotros decir que creemos hoy en la deidad del Señor Jesucristo. Que Él era Dios manifestado en la carne, y que en el presente rechazamos rotundamente esas enseñanzas de “Jesucristo Súper-Estrella”. Rechazamos las enseñanzas del liberalismo. Rechazamos cualquier cosa que hace de Él nada más que un Jesús humano. Él es Dios manifestado en la carne. Ese es el cuadro que tenemos de Él. Todos ellos tienen espadas, y la espada es la Palabra de Dios, como bien podemos recordar. Diestros en la guerra. – dice aquí. Y nosotros debemos saber cómo usar la Palabra de Dios; dice: Cada uno su espada sobre su muslo, por los temores de la noche. Necesitamos, amigo , la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la espada del Espíritu, y eso es lo que tienen los buenos soldados de Jesucristo. Ahora, en el versículo 9, leemos: El rey Salomón se hizo una carroza De madera del Líbano
Prestemos atención a esto. Aquí dice: de madera del Líbano, y sigue diciendo en el versículo 10: Hizo sus columnas de plata, Su respaldo de oro, Su asiento de grana, Su interior recamado de amor Por las doncellas de Jerusalén.
Usted se puede imaginar ese respaldo hecho de oro. Se puede imaginar la belleza de todo esto. Pero también tenemos que ver el tremendo amor y la emoción que se despliega aquí. Por tanto, dice en el versículo 11: Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio, Y el día del gozo de su corazón.
Bien, aquí dice que su madre le coronó. Bueno, usted querrá leer esa historia. David no quería coronarle. En realidad, había otro hijo de David que estaba llevando a cabo un poco de estrategia, tratando de obtener el trono para sí mismo, y quería llegar a ser el rey, y David no estaba haciendo nada en contra de eso. La razón era que su hijo favorito, Absalón, había sido muerto, y él parecía no tener mucho interés por Salomón. Así es que Natán se acercó a Betsabé, la madre de Salomón, y le dijo: Mejor será que nos apuremos porque si no este otro muchacho va a llegar a ser rey. Así es que ella fue junto con Natán ante el rey David, y luego el rey David dijo: “Bueno, que venga él aquí, haremos de él un rey”. Y fue entonces, cuando este muchacho Salomón llegó a ser rey. Y nos gusta mucho la forma en que se describe esto aquí. Su madre le coronó. Era su madre la que estaba interesada en él. Era su madre y no David, aun cuando él era el hijo de David
Ahora, se nos dice aquí, en este versículo 11, del capítulo 3 de Cantar de los Cantares: Ved al rey Salomón. Bien, este es un cuadro de Cristo. Vedle a Él, contemplemos a Cristo en Su nacimiento. Contemplémoslo en Su vida, contemplémoslo en Su muerte, contemplémoslo en Su resurrección. Contemplemos a Cristo en Su gloria hoy, y contemplemos a Cristo, como Aquel que pronto vendrá. Amigo , la solución para los problemas de la vida se encuentra en Jesucristo. Ahora, no nos gusta esa expresión de “Jesucristo es la respuesta”. O decir: “Cristo es la respuesta”. Debemos saber cuál es la pregunta primero. Usted nos puede decir cuál es la pregunta y luego, el Señor Jesucristo le proveerá a usted alguna respuesta apropiada.
hasta pronto¡¡ y esperamos que este estudio le haya sido de bendicion¡¡
Bien, tenemos aquí lo que el Señor quiso decir cuando Él probablemente presentó la declaración teológica más profunda, algo muy sencillo, siete palabras muy sencillas; dijo: Yo en vosotros y vosotros en Mí. De eso es lo que se está hablando aquí: Mi amado es mío. Eso es lo que dice la esposa. Y luego: Y yo suya. El Señor Jesucristo dijo: “Aquí, en la tierra, yo tomé un lugar. Yo estoy en ti. Yo tomé tu lugar cuando morí en la cruz y, ahora, aquí en este mundo, tú tienes que demostrar la vida de Cristo ante los demás”. Y, usted solamente puede hacer eso, por supuesto, mediante el Espíritu Santo. Pero nosotros estamos “en Él”, en aquel lugar, en los lugares celestiales. Aceptos en el Amado. Unidos a Él. Resucitados con Cristo. Si, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. (Col. 3:1) Esta es una declaración maravillosa en realidad. Es como esa carta escrita por una señora que mencionamos hace unos días, en la cual ella le dice al Señor cada mañana, que le ama. ¿Por qué no comienza usted, amigo lector, haciendo eso? – si usted es un hijo de Dios. Mi amado es mío, y yo soy suya. Y eso quiere decir que todo lo que Cristo ha hecho, ha sido dado a nosotros.
Usted y yo vivimos en un día cuando quizá no tengamos mucho de las riquezas de este mundo, sin embargo somos ricos. Y eso es lo que encontramos como algo realmente maravilloso, y es Su gracia infinita. Él nos ha hecho ricos.
El Apóstol Pablo dice en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 3, versículo 21: Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro. Ninguno se gloríe en Pablo o en Apolos, o en Cefas. No se gloríe en los hombres hoy como personas. Lo importante hoy es que todas las cosas le pertenecen. Sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Usted puede apreciar que nosotros pertenecemos a Cristo. Y Él es nuestro hoy. Él nos pertenece; Él me pertenece a mí. Él es hoy mi Salvador. Él Señor es mi Pastor.
Nosotros deberíamos acercarnos bien a Él para apoderarnos de estas bendiciones espirituales que son gloriosas, maravillosas, y para nosotros. Y, verdaderamente, hemos alcanzado un nivel espiritual muy alto cuando usted y yo llegamos al punto de decir: Mi amado es mío, y yo suya; Él apacienta entre lirios. ¡Qué cuadro más hermoso es este! Nos habla de un lugar hermoso. Él apacienta entre lirios. Esto nos habla del reclinatorio cubierto de flores a Su mesa, y donde Él está sentado. Nos habla de satisfacción; también de comunión. Nos habla de gozo y de todo aquello que es maravilloso, todo aquello que el mundo está buscando. El mundo está buscando pasar un tiempo divertido. El mundo quiere divertirse. Bueno, hagámoslo entonces, y divirtámonos, y sentémonos a la mesa de Cristo y regocijémonos con Él. Entonces, nosotros también podemos decir: “Él es mío. Él me pertenece a mí, y yo le pertenezco a Él”. Este es un nivel muy elevado de Dios. Y tememos que muchos de nosotros no podemos alcanzarlo, por tanto nosotros tenemos que clamar como lo hacía la esposa y decir: Atráeme, atráeme. Esa es la única manera por medio de la cual yo puedo llegar a este punto; porque nosotros queremos correr detrás de Él, pero no lo podemos hacer. No podemos correr la carrera que nos es propuesta, hasta que nosotros no sólo veamos a Cristo, sino hasta cuando tengamos Su poder en nuestras vidas. Ahora, el último versículo del capítulo 2 de Cantar de los Cantares, el versículo 17, dice: Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo Sobre los montes de Beter
Usted recuerda que pudimos observarle en esa mañana tan hermosa, cuando Él estaba sobre la cima de la montaña. Él ha triunfado, porque durante toda la noche los cazadores y los perros de caza, estaban tratando de alcanzarle. Tratando de morderle, y con cuanta ligereza lo hacían; estaban buscando su vida. Y Él triunfó sobre todo eso. Él descendió a través de la puerta de la muerte, pero subió a través de la puerta de la resurrección
Amigo lector en vista de eso, nosotros estamos viviendo en una noche oscura hoy, y así es que hasta el amanecer, permitamos que la redención que tenemos en Cristo, que todo aquello que Él ha hecho por nosotros, llegue a ser algo que, realmente, tenga significado para usted y en lo cual se pueda regocijar. Podemos descansar en Él, podemos dejar que eso sea nuestro consuelo para una noche tenebrosa. Podemos dejar que eso sea la almohada en la cual podamos descansar la cabeza. ¡Cuán tremendo es todo esto! Y llegamos ahora al capítulo tres, pero aún nos encontramos en el segundo cántico.
Podríamos decir que entramos ahora a la segunda estrofa. Y la razón por la cual decimos eso es porque probablemente esa experiencia que hemos visto de Su venida a la esposa, en la cual menciona la voz de mi amado, bien podría haber sido un sueño, porque al continuar en los primeros dos versículos de este capítulo 3, podemos leer: Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé. 2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé
Lo interesante de notar aquí es que hemos entrado a otra sección y a una escena que es diferente a lo que teníamos anteriormente. Usted recordará que esto está en dos secciones. En primer lugar, estábamos en la zona de las montañas de Efraín. Y allí estaba una familia. Una familia que trabajaba en el campo, como inquilinos.
Ellos eran quieres tenían que cuidar las viñas y, también, las ovejas. Cierto día, un pastor apareció en esa zona y esta muchacha sulamita, una de las muchachas de esa familia, estaba a cargo del cuidado de las ovejas y las viñas. Ella trabajaba tanto que no tenía tiempo para cuidarse a sí misma. Pero ella tenía una belleza natural, y este pastor se enamoró de ella, y ella se enamoró a su vez de él. Luego, él dijo que debía partir y que regresaría, pero él no regresó por mucho tiempo.
Cierto día, se anunció que se estaba aproximando a la ciudad el rey Salomón. Ella no prestó ninguna atención a esto porque, para ella, el rey Salomón era una persona demasiado importante en lo que a ella concernía. Ella no lo conocía. Pero luego, alguien viene y le dice a ella que el rey Salomón la quería verla a ella. Y, cuando ella entra a su presencia, se da cuenta que era el pastor que había conocido antes. Este era aquel que había dicho que él regresaría y que ahora había regresado. Y, ahora, él la toma y la lleva consigo a su palacio en Jerusalén, y esa es la escena que tenemos aquí. Pues, bien, el rey Salomón es una persona muy preocupada; él es el rey. Él ha salido quizá a realizar algunos negocios de su reinado. Y mientras él viaja por diferentes partes, bueno, ella queda sola en el palacio. Y, finalmente, sabiendo que él había salido, ella sale a buscarlo. Es muy interesante que hoy la Iglesia, según nuestra opinión, en su gran mayoría, (y no nos estamos refiriendo simplemente a la Iglesia organizada, nos estamos refiriendo a los creyentes de hoy como una unidad), y esto es muy interesante que en su gran mayoría, los creyentes están descansando y no hacen nada prácticamente para esparcir la Palabra de Dios. Y, amigo lector, Cristo está sembrando la semilla de la Palabra de
Dios hoy. Y Él está tratando de predicar la Palabra de Dios y despertar a una Iglesia somnolienta.
Así es que esta muchacha se levanta y comienza a buscar a su pastor.
Y el mensaje que tenemos aquí es un gran mensaje. Si usted va a tener comunión hoy con Cristo, es algo maravilloso poder sentarse con María a los pies de Jesús. Pero si usted pasa algún tiempo al lado de Sus pies, se dará cuenta que ellos andan mucho; y usted puede descubrir que va a tener que hacer mucho en la cocina junto a Marta ocupándose de las ollas y los demás enseres de la cocina. O quizá usted se encuentre ocupado en algún lugar distante en las montañas buscando las ovejas
Hace algún tiempo, una Iglesia, de una manera muy dogmática y fría, separó a un miembro a causa de un rumor que estaba circulando, y ellos indicaban que esa persona era una persona deshonesta. Bueno, opinamos que por lo menos deberían haber tratado de investigar ese rumor. Al preguntar si eso se había hecho, la respuesta fue “no”. Y, luego, dijeron: “ “nadie ha investigado nada en cuanto a esa oveja perdida. Es una persona deshonesta”. Bueno, amigo lector, esa es la oveja que nosotros tenemos que buscar para hacerla regresar al redil. Tememos que en muchas de las Iglesias llamadas fundamentales del presente, la mayoría de sus miembros se encuentran en cama, durmiendo. Nosotros no queremos que nuestros pies se ensucien.
Y vamos a ver que esa era la condición de esta esposa, un poquito más adelante. Ella llegó a ese palacio. Y usted se puede imaginar a esta muchacha que había crecido en el campo. Tenía que cuidar las ovejas. También su trabajo era el de trabajar en las viñas. Y ahora, ella se pasa toda la mañana en la cama. Permítanos decirle, amigo , que tememos que esa es la posición en la cual se encuentra la Iglesia del presente. Amigo , debemos salir de la cama y comenzar a trabajar. Comencemos ahora mismo a esparcir la Palabra de Dios. Y, si usted va a tener comunión con Él, no puede pasarse todo el tiempo solo sentado a sus pies, aunque eso es bueno. Y llegará la ocasión cuando alguien tendrá que ir a ayudar a Marta a preparar la comida en la cocina, y por tanto, opinamos que esto es algo de tremenda importancia. Bueno, esta muchacha sale a través de la ciudad buscando a su pastor. Ella ha perdido contacto con él a causa de la actitud que ha tomado. Y en el versículo 3, de este capítulo 3 de Cantar de los Cantares, leemos:
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Ahora ella está testificando. Y eso es lo que ella debería haber estado haciendo. Ahora, el versículo 4, dice:
Apenas hube pasado de ellos un poco, Hallé luego al que ama mi alma; Lo así, y no lo dejé, Hasta que lo metí en casa de mi madre, Y en la cámara de la que me dio a luz.
Es decir que, ella regresó al mismo lugar donde había nacido. Y muchos de nosotros necesitamos regresar a nuestro primer amor. Usted recuerda que, cuando recién nos convertimos y recién llegamos a Cristo, le dábamos a Él una importancia tremenda. Y ahora, ella dice en el versículo 5, de este capítulo 3: Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.
Es decir que, ella ha llegado al lugar cuando ha podido testificar y ahora se ha restaurado esa maravillosa comunión con Él. Pero notemos algo, llegamos ahora en realidad al tercer cántico. Este es el tercer cántico y comienza en el versículo 6 que dice:
¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, Sahumada de mirra y de incienso Y de todo polvo aromático?
Aquí tenemos, por supuesto, un cuadro del rey Salomón cuando él viaja en todo su esplendor a través de su reino. La gloria de Salomón era realmente algo impresionante de contemplar. Vamos a tener una breve descripción de esto un poco más adelante. Lo que tenemos ante nosotros aquí, creemos que es un cuadro de la Iglesia de hoy, de cómo debemos andar en el mundo como testigos. Y como testigos, también somos un nuevo hombre en Cristo. También somos la esposa. Una novia comprometida en camino a encontrarse con el novio.
También somos buenos soldados de Jesucristo, y deberíamos andar de esa manera a través de este mundo. También debería haber una fragancia de mirra y de incienso. ¡Cuán maravilloso es el Señor Jesucristo, amigo lector ! La mirra nos habla de Su muerte. El incienso nos habla de Su vida, y ambos fueron, por cierto, dulces. Ambos fueron gloriosos. Y nosotros debemos destacar esto nuevamente. Y esperamos hacerlo en nuestro próximo estudio. Ahora, en la primera parte del versículo 7, de este capítulo 3 de Cantar de los Cantares, leemos: He aquí es la litera de Salomón;
Esto es en referencia al reclinatorio en el cual él se sentó durante su comida, en esa mesa redonda donde estaban reunidos junto a él aquellos que eran sus amigos íntimos. Donde la esposa se sentó junto a él, o se reclinó con él. Pero, notemos que ellos están viviendo en días de peligro. Dice aquí: Sesenta valientes la rodean, de los fuertes de Israel. ¿Y por qué están estos allí? Están allí para protección. Ellos son los guardias del palacio. Ellos son los miembros del servicio secreto que tienen cuidado de su persona. De cuidarlo muy bien
Permítanos decirle, amigo , que pensamos que ha llegado la hora para nosotros decir que creemos hoy en la deidad del Señor Jesucristo. Que Él era Dios manifestado en la carne, y que en el presente rechazamos rotundamente esas enseñanzas de “Jesucristo Súper-Estrella”. Rechazamos las enseñanzas del liberalismo. Rechazamos cualquier cosa que hace de Él nada más que un Jesús humano. Él es Dios manifestado en la carne. Ese es el cuadro que tenemos de Él. Todos ellos tienen espadas, y la espada es la Palabra de Dios, como bien podemos recordar. Diestros en la guerra. – dice aquí. Y nosotros debemos saber cómo usar la Palabra de Dios; dice: Cada uno su espada sobre su muslo, por los temores de la noche. Necesitamos, amigo , la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la espada del Espíritu, y eso es lo que tienen los buenos soldados de Jesucristo. Ahora, en el versículo 9, leemos: El rey Salomón se hizo una carroza De madera del Líbano
Prestemos atención a esto. Aquí dice: de madera del Líbano, y sigue diciendo en el versículo 10: Hizo sus columnas de plata, Su respaldo de oro, Su asiento de grana, Su interior recamado de amor Por las doncellas de Jerusalén.
Usted se puede imaginar ese respaldo hecho de oro. Se puede imaginar la belleza de todo esto. Pero también tenemos que ver el tremendo amor y la emoción que se despliega aquí. Por tanto, dice en el versículo 11: Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio, Y el día del gozo de su corazón.
Bien, aquí dice que su madre le coronó. Bueno, usted querrá leer esa historia. David no quería coronarle. En realidad, había otro hijo de David que estaba llevando a cabo un poco de estrategia, tratando de obtener el trono para sí mismo, y quería llegar a ser el rey, y David no estaba haciendo nada en contra de eso. La razón era que su hijo favorito, Absalón, había sido muerto, y él parecía no tener mucho interés por Salomón. Así es que Natán se acercó a Betsabé, la madre de Salomón, y le dijo: Mejor será que nos apuremos porque si no este otro muchacho va a llegar a ser rey. Así es que ella fue junto con Natán ante el rey David, y luego el rey David dijo: “Bueno, que venga él aquí, haremos de él un rey”. Y fue entonces, cuando este muchacho Salomón llegó a ser rey. Y nos gusta mucho la forma en que se describe esto aquí. Su madre le coronó. Era su madre la que estaba interesada en él. Era su madre y no David, aun cuando él era el hijo de David
Ahora, se nos dice aquí, en este versículo 11, del capítulo 3 de Cantar de los Cantares: Ved al rey Salomón. Bien, este es un cuadro de Cristo. Vedle a Él, contemplemos a Cristo en Su nacimiento. Contemplémoslo en Su vida, contemplémoslo en Su muerte, contemplémoslo en Su resurrección. Contemplemos a Cristo en Su gloria hoy, y contemplemos a Cristo, como Aquel que pronto vendrá. Amigo , la solución para los problemas de la vida se encuentra en Jesucristo. Ahora, no nos gusta esa expresión de “Jesucristo es la respuesta”. O decir: “Cristo es la respuesta”. Debemos saber cuál es la pregunta primero. Usted nos puede decir cuál es la pregunta y luego, el Señor Jesucristo le proveerá a usted alguna respuesta apropiada.
hasta pronto¡¡ y esperamos que este estudio le haya sido de bendicion¡¡
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